Enlace Judío – Cuando caemos y tropezamos duele; cuando nos golpeamos, nos abrimos, o esa primera vez que perdimos un diente, la mordida del gato y el tirón de pelo todas fueron experiencias dolorosas. Sin embargo, hay pérdidas que nos tocan en lugares más profundos: la muerte de un ser querido, el abandono, la impotencia, el fracaso, la separación o el aislamiento. Tristemente, el dolor es parte de la experiencia humana y como tal con el tiempo debemos aprender a aceptarlo y relacionarnos con él. Huir, taparlo o fingir que no existe son respuestas que al final del camino hacen que nunca lo confrontemos ni lidiemos con él, y a la larga tienden a producir más sufrimiento. Irónicamente, la única forma real de dejarlo ir es aceptarlo, adentrarnos a él, recibirlo y soltarlo. Tishá B’Av (el nueve de Av) es el día nacional que como judíos lidiamos con el dolor. Conmemoramos la destrucción del Templo en Jerusalén y los exilios tanto babilónico como romano. Hacemos un luto y un ayuno que duran alrededor de 25 horas; un día que es a la vez exploratorio, histórico y catártico. Nos enseña mucho sobre nuestras emociones y el pasado de nuestra historia como judíos.

El pasado histórico

En la historia, los judíos sufrieron dos exilios grandes durante los cuales la ciudad de Jerusalén y el Templo sagrado fueron destruidos. El primero ocurrió a manos de Nabucodonosor y es lo que se conoce como el exilio babilónico. El segundo fue dirigido por el general Tito y es lo que se conoce como el exilio romano; se considera que seguimos en ese exilio. Ambas fueron grandes tragedias para la nación judía, porque implicaron grandes masacres, la perdida del Templo y la ciudad como tal, y el riesgo de que el judaísmo desapareciera por completo.

Participar del ayuno es una forma que como judíos enunciamos nuestro pasado y nos vemos incluidos dentro de una dinámica global. Se dirige a nosotros como individuos y como miembros de una sociedad. Al ayunar reconocemos que los eventos del pasado siguen influyendo en nuestro presente; es decir que el Exilio, la perdida de Torá y la separación del mundo que esos eventos trajeron a los judíos del momento, como judíos los seguimos viviendo hoy. Dedicamos ese tiempo ha asimilarlo y verlo en nuestra vida. Ayunar implica tratar de curarnos como personas y como sociedad, es una invitación a ver y recibir nuestro propio dolor.

Esperanza y Redención

Al mismo tiempo Tisha B’Av también es una invitación hacia la esperanza, pues se quiere que veamos la luz en medio de la oscuridad y los profetas que leemos en ese día; los profetas que narraron la desdicha también son los profetas que predijeron la Redención. Hay una historia del Talmud donde se nos dice que los grandes sabios del momento no podían dejar de llorar al ver las ruinas del Templo. En cambio rabí Akiva al ver un zorro empezó a reír y festejar lleno de alegría. Cuando sus discípulos le preguntaron por qué, respondió que si las profecías de la destrucción eran ciertas, también lo serían las profecías de la Redención y la época Mesiánica. De hecho se piensa que en un futuro en realidad Tishá B’Av será un tiempo de alegría y celebración.

Además en este día se nos incita a ver la luz que se esconde en la oscuridad, a ver la esperanza que se encuentra en el centro de nuestro dolor. En el judaísmo se cree que todo ocurre por una razón, y aunque esencialmente o en el presente no podamos reconocer lo que determinado dolor nos trajo a nuestra vida; hay veces que sí podemos hacerlo. Hay momentos en que podemos ver nuestro propio crecimiento a través de las cosas que hemos vivido. Tisha B’Av es una invitación a que lo reconozcamos, a que aceptemos el dolor que nos rodea y a través de ello lo curemos; o a que veamos la forma en que ese dolor nos ha construido.

Tisha B’Av y la sociedad

En cuanto a lo social el día nos pide vernos como parte de un todo y hacernos responsables del mundo que nos rodea. Vemos el dolor que tenemos como pertenecientes al pueblo judío, pero también vemos el dolor del mundo que se vuelca en un sinsentido. Mucho se habla que la masacre y la destrucción es el hombre haciéndose daño a sí mismo.

Sanación y pluralidad

En el mundo moderno, la apertura al dialogo y la diferencia se vuelven más importantes con cada día que pasa, pues el antídoto perfecto a los radicalismos que se han despertado. Con respecto a Tisha B’Av el Talmud trae varios ejemplos de cómo la destrucción llego al pueblo judío porque fueron incapaces de superar las diferencias y mantener la unidad. Cada grupo creía tener la verdad absoluta e intentaba imponer su verdad sobre los demás. Irónicamente la unidad llega sólo a través de la aceptación de la pluralidad, cuando logramos mantener aquello que nos une sin anular nuestra diferencia.

Una de las propuestas que hacia rab Sacks a la ortodoxia moderna y al mundo en general es que la sanación dentro de nuestras sociedades llega a través del diálogo, la escucha y la pluralidad. En varios de sus videos da consejos al respecto.

Respuestas de Rab Sacks frente a un mundo moderno

1) Frente a los cambios mayor apertura

En varios de su libros y pláticas rab Sacks remarca que justo en estos tiempos es sumamente importante no abandonar el dialogo y la apertura a la diferencia, pues ahora más que antes nos encontramos en un mundo que cambia rápidamente. Los radicalismos dentro y fuera de las religiones son una respuesta al cambio de parámetros que se dan de forma tan rápida en nuestra realidad cotidiana y el único balance real que podemos encontrar frente a nuestro propia locura es el diálogo con aquel que es distinto, con aquel que puede hacernos ver otra cara que no sea nuestro espejo.

2) Darle mayor importancia a las relaciones que a los discursos

El rabino resaltaba cómo en el mundo moderno cada vez nuestro discurso se reduce más a lo que ya conocemos. Los algoritmos de las redes sociales, del internet, de los periódicos hacen que sólo estemos expuestos a puntos de vista con los que ya concordamos y que no interactuemos con gente que piensa distinto a nosotros. Esto es sumamente dañino y nos lleva inconscientemente a sentirnos amenazados y alejarnos del que piensa distinto a nosotros. Cada vez más la gente valora el discurso por encima de las relaciones y la amistad.

Él era de la idea que la diferencia nos hace crecer y hablaba de la importancia de tener amistades que pensaran distinto a nosotros y darle más peso al cariño, a la relación, al encuentro que a las diferencias en los argumentos.

3) Aprender a escuchar

Para que el diálogo realmente funcione hay ciertas actitudes que uno debe aceptar, como darle seriedad a las opiniones de tu interlocutor. El apoyaba la corrección política no desde un lugar de cancelación, sino desde la importancia de mantener una discusión con educación y sensibilidad a las emociones de los demás.

4) No olvidar lo que nos une

Rab Sacks proponía que “cuando sabemos quienes somos dejamos de temerle al extranjero”. Apoyaba las identidades, decía que era muy importante recordar la historia que nos une, el pasado que nos conforma y los ideales bajo los cuales medimos nuestras acciones. Ésos son los elementos que generan en la persona un sentido de pertenencia y unión a quienes la rodean.

5) Arreglamos el mundo construyendo y construimos amando

Proponía hacernos cargo del mundo que nos rodea. Los cambios sociales jamás van a ocurrir si no los hacemos nosotros. “Las sociedades fuertes son las que cuidan del débil, las ricas del pobre”.