Enlace Judío / Rab Yaakov Menken – Una de las frases más famosas de la franquicia de La Guerra de las Galaxias llega en un momento en que el mentor y maestro, Yoda, presiona al protagonista, Luke, para que intente una tarea que éste ya ha afirmado que no se puede hacer. Acobardado, Luke dice: “Está bien, lo intentaré”.

A esto, Yoda responde: “¡No! No lo intentes. Hazlo o no lo hagas. No hay intento”.

Esa frase se ha hecho tan famosa porque es un aforismo poderoso y motivador. Una persona que sabe que algo puede lograrse trabajará más duro que la que “lo intenta” y acepta la posibilidad de fracasar. Así pues, Yoda nos dice que debemos abordar los problemas con una “actitud de poder hacerlo”, porque entonces es mucho más probable que tengamos éxito.

Es realmente motivador, incluso inspirador. ¿No es interesante que la Torá nos enseñe básicamente lo contrario?

Nuestra lectura de esta semana comienza con Moshé diciéndole a la nación que ha puesto ante ellos “la bendición y la maldición”. “La bendición, si escuchas los Mandamientos de Hashem vuestro D-os que te he ordenado hoy. Y la maldición, si no escuchas los Mandamientos de Hashem vuestro D-o, y te apartas del camino que he ordenado hoy…” [Deut. 11:27-28].

Nótese que la bendición se promete si Israel simplemente “escucha”, mientras que en cuanto a la maldición, Moshé añade a “no escucharás” una condición adicional: “y te apartes del camino…”. ¿Por qué no son paralelos los dos casos?

Tanto el Beer Mayim Jaim como el Malbi “m responden (según el Mayanah Shel Torá) que “un buen pensamiento se mezcla con la acción”, es decir, que Hashem da crédito a la persona por intentarlo, por tener el buen pensamiento, incluso antes de realizar la acción con éxito. Esto no es cierto en el caso contrario: no hay maldición por la mera contemplación de una mala acción, sino sólo después de actuar en consecuencia, “y te apartas del camino”.

La idea de que Hashem da bendiciones mientras retiene las maldiciones es un pensamiento hermoso, pero estos versículos también contradicen la idea de que “no hay intento”. Según la Torá, hay recompensa simplemente por “intentarlo”. ¿No es eso desmotivador, en contraste con la sabiduría de Yoda?

En realidad, es precisamente lo contrario: lo que nos dice la Torá es mucho más motivador.

Yoda existe en un mundo de fantasía e imaginación; en el mundo real, el fracaso es una constante de la existencia humana. ¿Acaso todo estudiante motivado entra en la mejor escuela? ¿Es el corredor, nadador o ciclista más motivado el que gana la carrera? ¿Todo negocio o actividad benéfica tiene éxito basándose únicamente en el nivel de motivación de sus líderes? La motivación es clave, pero no una garantía.

Lo que la Torá nos dice es: inténtalo de todos modos, porque eso es lo único que importa. La cuestión es si estamos haciendo lo que Hashem quiere de nosotros. Hashem quiere el “buen pensamiento”, quiere el intento. Que conduzca o no al resultado que imaginamos está en manos de Hashem. Hashem es quien trae el éxito, no “mi fuerza y el poder de mi mano” [Deut. 8:17]. El esfuerzo es todo lo que tenemos.

Este es el motivador definitivo. Si no lo intentas, el fracaso está garantizado. Si lo intentas, ya has triunfado. Así que las decisiones que debemos tomar se refieren a dónde poner nuestros esfuerzos, cuál es la forma más productiva para cada uno de nosotros de utilizar nuestro tiempo… pero debemos intentarlo. Y sabemos de muchas personas que intentaron lo que otros consideraban imposible, y tuvieron éxito, porque sabían que lo que Hashem quería de ellos era el intento.

¡Sigamos todos intentándolo, sabiendo que el éxito espiritual está garantizado!

Fuente: Project Genesis