¿Conocen la historia de aquel que toda su vida se preocupó por comer sano y hacer ejercicio y al final murió aplastado por un refrigerador?

ETGAR KERET

La broma del destino, temes de algo toda tu vida y al final otra cosa acaba contigo.

Mírenme a mí, durante tantos años temí que el Estado de Israel anexara los territorios.

La idea de tener áreas donde toda una población palestina es violentamente oprimida por una minoría mesiánica no parecía ser parte de la historia de mi país.

Y aquí llegó el twist y en lugar de que nosotros anexemos los asentamientos, los asentamientos nos anexan a nosotros.

Ahora los asentamientos están trasladando la jerarquía de amos y esclavos de los territorios a las fronteras del 67 también a Haifa, Kfar Saba y Tel Aviv.

Entonces con los palestinos puedes encontrar trabajadores y humus realmente barato y con nosotros pilotos y alta tecnología, y si uno de nosotros decide levantar la cabeza y ser grosero, recibirá una buena [paliza]. Ni una pulgada y tolerancia cero.

Tal vez los traidores en las fronteras del 67 no tienen olivares, pero siempre se puede quemar su democracia.

Yesha está aquí.

El deseo de los colonos de extenderse, de apoderarse, de oprimir. La sensación de que eres mejor, más elegido que tus vecinos, está presente todo el tiempo.

Solo que la falta de compasión y empatía que estábamos acostumbrados a ver hacia un tercero durante más de 50 años, ahora está dirigida hacia nosotros.

La antigua política israelí que siempre vio el intento de mantener el statu quo como un valor central, es reemplazada por una nueva política que solo cree en la opresión y la subyugación.

Como lo es su lucha contra el movimiento de asentamientos palestinos, lo es su lucha contra el Israel liberal. No hay rivales, solo enemigos, no hay compasión, solo un fuerte deseo de tomar el poder y gobernar.

Cuando detrás de cada “Todo Israel es responsable uno del otro” y “Judíos hermanos somos”, se esconde el santo y eterno deseo de venganza. Contra los palestinos en los territorios buscan venganza por los disturbios de 1929 y contra nosotros por la retirada [de Gaza].

Con 17 años de retraso, jóvenes de las colinas, hombres y mujeres, vinieron a tomar venganza. Ben Gvir vino a enseñar al decadente sionismo secular en las fronteras del 67 lo que ha estado tratando de enseñar a sus vecinos palestinos a sangre y fuego durante años.

La ideología polarizadora de los asentamientos es la que domina el discurso, y así como todo palestino que se opone a un nuevo puesto de avanzada es “partidario del terrorismo”, cualquier manifestante contra el golpe judicial es anarquista y todo piloto que decide dejar de ofrecerse como voluntario es pus.

En este circo mesiánico, los policías israelíes, al igual que los batallones del ejército en los territorios, son esclavos que deben callar y hacer lo que les dicen. Cuando luchas contra anarquistas y terroristas, no hay más remedio que utilizar todos los medios e instruir a los policías golpear con fuerza.

Si Dios no lo quiera estos Hermanos de Armas continúan protestando, tendremos que usar gases lacrimógenos, granadas paralizantes y balas de goma y plástico. Aún no estamos allí, como en el otro lado de la Línea Verde, pero la lucha es joven y el apetito de Ben Gvir es grande.

No importa se es en el cruce de Karkur o en el cruce de Tapuaj, este gobierno no vino a dialogar sino a gobernar, y cualquier protesta contra su gobierno ilustrado es una Intifada. Y una Intifada, como una Intifada, no se resuelve mediante negociaciones sino solo por la fuerza.

No hay un compromiso ni statu quo, solo un largo camino donde al final espera el Beit Hamikdash y el Mesías, cuyas opiniones también conviene conocer de antemano.

Para que no acabemos con un mesías de izquierda, Dios no lo quiera.


Publicado originalmente en Yediot Ahronot

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