Dicen que hasta en la guerra hay reglas, sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial Adolfo Hitler le ordenó a su ejército terribles atrocidades; una de ellas fue el inolvidable sitio de Leningrado.

Destruir los centros industriales más importantes de la Unión Soviética era un objetivo prioritario de Hitler en la Operación Barbarroja y Leningrado era un sitio crucial puesto tenía las fábricas de armas, los astilleros y las plantas siderúrgicas más grandes de la URSS, por lo que apoderarse de ellas habría dado una enorme ventaja al Tercer Reich.
Otro elemento estratégico para capturar la ciudad era cortar las vías ferroviarias que transportaban ayuda de los Aliados desde los puertos árticos.
Así que una vez que el ejército alemán llegó a la ciudad, cerró todas las vías de acceso y el 8 de septiembre de 1941 el sitio de Leningrado inició, dejando a poco más de 4 millones de personas atrapadas dentro.
Los vientos otoñales ya comenzaban a ser fríos. Tres meses después, la ciudad se sumergió en un invierno de -30 grados bajo cero, era un enorme congelador bajo el cielo,  un infierno cubierto de hielo.
De esta forma quedó demostrada una vez más la crueldad de Adolfo Hitler y su despiadado ejército.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío. Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.