Desde que vivo en Israel, es decir desde diciembre del 99, fui ferviente militante del concepto de dos estados para dos pueblos, aún consciente de la dificultad práctica de llevarla a cabo.

En mi análisis faltaba un detalle no menor, un detalle vivencial, ese que solo el tiempo y la convivencia brinda.

La gran ausencia en mi ahora fallido analisis geopolítico era el factor odio, un factor que viene aumentando en tanto y cuanto las dirigencias politicas israelí y palestina no decidan terminar con el conflicto.

En el actual territorio en conflicto, tenemos hoy conviviendo tres de las posibles fórmulas.

En el que podriamos llamar estado de Israel, sin los “territorios”, funciona casi a la perfección un estado judio democrático.

En los llamados “territorios” un abanico híbrido de autonomia con ocupación militar israeli y policial de la Autoridad Palestina.

La falta de elecciones la corrupción y una politica zigzag con respecto a la ultraderecha islámica , que son declarados desde hermanos a traidores del pueblo palestino, relativizan la legitimidad de la Autoridad Nacional Palestina y fracturan la OLP.

Por último, la franja de Gaza, con un gobierno solo palestino yijadista, que ganó con el apoyo del pueblo y luego expulsó del gobierno a la gente de la OLP, instaurando una dictadura islámica, e iniciando una guerra a muerte a Israel y los judíos.

 El odio sin embargo es el comun denominador tanto en los “territorios” como en la Gaza liberada veinte años atrás.

El sentimiento antiisraelí en las calles de Judea y Samaria no es menor que en Gaza: en ambos sectores el apoyo a los atentados del 7/10 es de un 85 por ciento.

El odio en ambas escenarios supera la posibilidad de cualquier tipo de sociedad que no necesite de la violencia más extrema para organizar su funcionamiento. Por supuesto, también necesitan la coptación o eliminacion de los grupos yijadistas.

En fín, nos vamos quedando con el Israel judío democrático, que garantiza a las minorias una vida democratica casi normal, ya que hay ciertas limitaciones. Pero es de suponer que, a mediado plazo, la sociedad árabe y los sectores democráticos de la sociedad israelí no tolerarán esas limitaciones .

En otras palabras, en el estado judio democrático actual,las minorias arabes gozan de buena salud. Hasta cuando, solo Dios lo sabe: será este el modelo a adoptar para terminar con años de guerra.

¿Dos estados?

Y posiblemente, los americanos tienen, como siempre, algún plan para nosotros y nuestros sueños. Tambien la industria armamentistas y la bolsa de valores.

En síntesis, para quienes vivimos en Israel, es díficil predecir cuál sera la solucion al conflicto. Lo que no es dificil entender, es que la situación militar es complicada y que nuestra sobrevivencia implica ganar en todos los frentes esta guerra:

Contra Hamás en Gaza, contra Hezbolá e Iran, en Judea y Samaria y en Siria y Libano. Además, en el Mar Rojo contra los hutíes.

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