Enlace Judío México e Israel – Con más de 67 mil seguidores en Instagram y 3.6 millones de likes solo en TikTok, Adiel Cohen es ya un importante influencer israelí que intenta abrirse camino entre un mar de contenidos francamente hostiles para su causa. Está de visita en México y conversamos con él, en exclusiva. 

“Mi nombre es Adiel Cohen y son un activista, sionista, judío y creador de contenido de Tel Aviv, Israel”. Así se presenta nuestro invitado ante la cámara, en español, y agrega: “Mi contenido habla sobre mi identidad judía, mi historia judía, mi familia, mis tradiciones, el conflicto israelí-árabe y, después del 7 de octubre, (de) mi experiencia como un soldado en la guerra”.

Luego confiesa que hasta ahí llega su dominio del español y continúa la entrevista en un fluido inglés, ocasionalmente salpimentado con palabras hebreas o castellanas, siempre afable, siempre transparente, como cabría esperar de alguien que ha decidido dedicar su vida a la comunicación.

“Llevo haciendo esto los últimos cuatro años. Empecé durante (la epidemia de) covid”, asegura, y agrega que  “nunca pensé en volverme un activista. Nunca me percibí como alguien que crea contenido o como un influencer. Yo simplemente veía videos, y mientras más navegaba en TikTok empecé a ver más contenido antisemita“.

Así decidió involucrarse. Dejar de ser solo un consumidor y convertirse en un creador de contenido. Todo comenzó con una respuesta que hizo a un video de un hombre canadiense que llamaba al boicot de diversas empresas por ser “cómplices de Israel en crímenes de guerra”. El joven grabó su respuesta puntual, subió el video y vio con asombro cómo este se volvía viral.

En entrevista, Cohen narra cómo otros TikTokers judíos lo contactaron entonces y le pidieron unírseles para intentar contrarrestar el abundante contenido antiisraelí que circula en esa red. “Era la época de covid, tiempos difíciles, y realmente nos volvimos una comunidad y seguimos en contacto hasta el día de hoy. Son algunos de mis mejores amigos, algunos hicieron aliyá, que es asombroso”.

Según Cohen, su carrera como influencer “simplemente despegó”. Dice que cuando vio el impacto que sus videos “defensivos” tenían, decidió que era tiempo de cambiar el enfoque y crear contenido “a la ofensiva. Hacer contenido judío proactivo sobre quiénes somos, porque me di cuenta de que mucha gente simplemente no sabe quiénes somos. Toma en cuenta de que viví en Israel toda mi vida y nunca estuve expuesto al antisemitismo. Sabía que existía pero nunca interactué con personas (antisemitas)”.

Hablar sobre la historia del pueblo judío

Como parte de esa estrategia “proactiva”, Cohen comenzó a crear contenidos que daban cuenta de la historia del pueblo judío y del Medio Oriente. Esa nueva dimensión de contenido le aseguró un público diferente y ayudó a que su rango de influencia comenzara a extenderse.

Eventualmente, la gente comenzó a hacerle preguntas sobre su propia experiencia, sobre su vida y su forma de entender y practicar el judaísmo, y se dio cuenta de que a su contenido le faltaba un toque personal, así decidió mostrar más sobre la tradición de su familia y la forma en que sigue su judaísmo como un judío yemenita.

“Siempre me pareció interesante la historia de la gente y la historia de Medio Oriente pero nunca pensé en hacer videos para educar a la gente sobre ella. Era principalmente un consumidor”. Pero luego, dice, recibió un llamado, “y me di cuenta de que esto era lo que quería hacer. A esto quería dedicar mi vida, y por eso me fui a estudiar Ciencia Política e Historia del Medio Oriente en la Universidad de Tel Aviv”.

No le interesaba la política en sí. “Soy la persona más antipolítica que conozcas. Odio a los políticos. Pero quería entender la política y, sobre todo, la historia de la región en la que vivimos, especialmente después de los Acuerdos de Abraham, que abrieron todo un nuevo mundo de oportunidades para nosotros”.

Pero para él, como creador de contenido, la verdadera gran oportunidad vino de la mano de una tragedia mayúscula que terminaría por marcar su vida, como la de casi cada israelí de la actualidad, de una forma inmensurable.

“Desde el 7 de octubre, todas mis plataformas (Twitter, Instagram, TikTok) triplicaron su número de seguidores. Ha sido bastante abrumador, especialmente cuando yo no he tenido tiempo de procesar lo que ha estado ocurriendo, lo que pasó el 7 de octubre en general pero, además, lo que ocurre en las redes sociales, porque yo estaba al mismo tiempo sirviendo en la guerra”.

El llamado del deber

En las primeras horas de la mañana del 7 de octubre, los teléfonos de Cohen y su hermana comenzaron a timbrar. Una tras otra, empezaron a llegar alertas de cohetes pero, como se encontraban en el norte, no prestaron tanta atención, hasta que una tía les llamó para decir “algo está mal”. Luego comenzaron a circular videos en redes sociales.

“Esto no es real”, pensó él cuando vio a un grupo de combatientes de Hamás a bordo de una pick-up en territorio israelí. “No estaba seguro de qué era lo que estaba viendo”, confiesa. “La policía se hará cargo”, pensó, hasta que vio el siguiente video. “Una batalla de armas de fuego en las calles de Netivot, que es una ciudad lejos de Gaza. Tuvieron que conducir bastante para entrar en Netivot”.

Eventualmente, Cohen vio los videos y las fotos que daban cuenta de la masacre en el festival, los testimonios de las personas a cuyos padres o abuelos habían secuestrado, y todo el contenido que, en horas, hizo que todo Israel supiera que estaba siendo objeto de un ataque sin precedentes.

Pronto, Adiel Cohen se dio cuenta de que sería llamado al frente. La llamada de su comandante llegó esa misma noche y él empacó unas pocas mudas de ropa en una maleta y se marchó. “Pensé que estaría fuera un par de fines de semana. No tenía idea de que pasaría los siguientes dos meses vistiendo el uniforme”.

A diferencia de otros sábados por la noche, al terminar el shabat, las autopistas que conducían hacia el sur estaban vacías.

“Los únicos vehículos que había eran ambulancias, vehículos militares y vehículos de ZAKA (la organización que se encarga del manejo ritual de los cadáveres)”.

Tan pronto como se reportó con su comandante, Cohen recibió la orden de preparar los vehículos para una incursión en Gaza. Comandante él mismo de una unidad lanzacohetes, el soldado cumplió las instrucciones y unos días más tarde estaba conduciendo un vehículo pesado hacia la frontera. “Nos llevó 24 horas llegar“, asegura.

Narra también que, desprovistos de protección, los comandos que como el suyo avanzaban al descubierto hacia Gaza eran atacados frecuentemente por cohetes, que no paraban de fluir desde el lado palestino. “No sé qué pasa si un cohete impacta un lanzacohetes pero estoy bastante seguro de que nada bueno. Así que cuando nos avisaban que venían cohetes, nos alejábamos de los vehículos y nos tirábamos en el suelo” en busca de algún refugio. “Podíamos ver los cohetes pasar sobre nosotros en el cielo. Fue una locura”.

Cohen pasó algunos días en la frontera preparándose para la incursión en Gaza. Aprovechó ese tiempo para visitar algunos de los kibutzim que fueron atacados por Hamás el 7 de octubre, y asegura que, aunque había visto todos los videos explícitos que mostraban la barbarie, “nada te prepara para el olor de la carne y la piel quemadas, para las cenizas y la destrucción“.

“Quería documentarlo, y lo hice, pero no pude siquiera hablar a cuadro. Hice un video viendo hacia la cámara, con toda la destrucción detrás de mí, y simplemente empecé a llorar“.

Las palabras no pueden explicar lo que sintió el reservista al ver la destrucción en el sur. Las casas incendiadas, los charcos de sangre, las evidencias de la masacre. “La gente se refugiaba en los cuartos antibombas pero los terroristas les prendían fuego a sus casas para forzarlos a salir” y luego dispararles. De esa experiencia, el creador de contenido conserva un profundo trauma emocional, asegura.

Durante el tiempo que Cohen vistió el uniforme, no solo comandó a su unidad de lanzacohetes sino que siguió al pendiente de sus redes sociales, creando contenido y respondiendo a contenidos antisemitas. En sus videos, el influencer aparecía en uniforme, lo que, según él, “dio todo un nuevo toque personal a mi contenido”, y le permitió acceder a una audiencia mucho más grande.

La mayor parte de los dos meses que prestó sus servicios para las FDI, Cohen estuvo en el triángulo que conforman las fronteras de Israel, Líbano y Siria, donde presenció múltiples ataques con cohetes y drones. Al ser escusado de servicio, su comandante le advirtió: “prepárate para ser llamado al norte en unos meses”.

El activismo del siglo XXI

Cuando se le pregunta si lo que hace puede considerarse Hasbará, Cohen dice que no, que ese es un concepto obsoleto. “¿Por qué deberíamos de explicarle a la gente nuestro derecho a existir? Israel existe. Punto. Ahora, hablemos de cosas interesantes. Quiénes somos, cuál es nuestra historia, cuáles son nuestras tradiciones…”

Según Cohen, nada lo preparó para la presión que sintió al verse expuesto como consecuencia de su trabajo de creador de contenido. Se dice una persona introvertida. “Me gusta mi privacidad y no soy muy dado a ser un gran personaje y todo eso. Por eso dividí mi Instagram personal de mi Instagram de activista”. En el primero, dice, comparte con sus amigos contenido sobre sus viajes y las fotos que toma.

También es motivo de presión la constante demanda de contenidos nuevos por parte de su audiencia, especialmente “cada que un antisemita abre la boca” y su público quiere que él responda. Por eso admite que cada cierto tiempo se toma descansos de las redes sociales y de las expectativas de una audiencia que no para de crecer.

Pero pasaron años hasta que Cohen aprendió a trazar la línea que separaba su vida privada de su trabajo, la presión de sus seguidores de su salud mental. Asegura que, una vez que aprendió a respetar esos límites, todo comenzó a mejorar y dejó de ser un esclavo del contenido que creaba. “Primero que nada, cuida tu salud mental”, recomienda. De todas formas, siempre habrá antisemitas a los cuales responder.

Como activista, Cohen hace un llamado a los judíos del mundo. “Es nuestro deber estar informados y acercarnos a nuestro origen. Saber quiénes somos y de dónde venimos”. Cada judío puede acercarse a esos conceptos a su propia manera, aclara, pero insiste en que es obligación de todos ser conscientes del origen, la historia y el valor del pueblo al que pertenecen.

Muchos judíos de la Diáspora, lamenta, pretenden desmarcarse de Israel cuando hay polémicas. Enfrentar las presiones externas es el gran desafío de nuestra generación”, asegura. Y para eso, “primero hay que conocernos a nosotros mismos, conocer tu identidad y estar orgulloso de tu colectividad y de tu comunidad, y entonces salir al mundo y contar tu historia como judío”.

Gracias por la hospitalidad de la familia Galkowics Zur para la relaización de esta entrevista.

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