Unos le dedican las mañanas de sus domingos, otros cuelgan listones amarillos de un puente, otros cantan. Son 6 meses, 180 días desde los cuales 133 israelíes fueron arrastrados a las profondidades de túneles infernales y nunca más se supo de ellos.

Bebés, niños, ancianos, mujeres, hombres, que no están vivos ni muertos, sino que navegan entre un estado y el otro. La imaginación, fecunda, tortura a sus familiares con abusos y sufrimientos. Pero nada ablanda el corazón de sus captores, quienes no sienten ninuguna obligación de dar señales de vida o detalles acerca de su integridad- o la falta de ella. En últimas noticias, Hamás pretende que solo conoce el paradero de escasos 40 de los 133 cautivos.

En América Latina, miembros de las comunidades judías salen a las calles para mostrar su apoyo y exigir el regreso de los cautivos. Ojalá que este Pésaj marque su camino a la libertad, su camino a casa.

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