Nunca antes en la historia de mi país y en el curso de algo más de seis décadas de experiencias en este marco conocí un gobierno hoy inclinado a sacrificar rehenes en los rudos brazos del Hamás con el objeto de preservar la alianza teo-nacionalista que lo sostiene.
El prolijo e ineludible texto de Diego Sciretta que ve la luz en estas páginas acierta en hilvanar algunos guiones de un drama sin omitir
altibajos personales que el autor conoció como resultado de la arbitraria conducta de nuestro gobierno.
Sciretta describe episodios que revelan que la cruel conducta del Hamás sumada a las torcidas intenciones de Netanyahu en favor de una victoria absoluta han implicado la muerte de un centenar de rehenes y ponen hoy en duda la supervivencia del resto.
Cabe agregar que no solo amplias masas de ciudadanos exigen la resuelta e inmediata negociación con líderes del Hamás hoy refugiados en cavernas construidas en su momento con el pleno conocimiento del gobierno de Netanyahu.
También el presidente Biden y el secretario de Estado Blinken han dedicado incansables esfuerzos dirigidos a liberar a los rehenes más allá y en contra de las intenciones de Bibi y de ministros animados por un afiebrado teofascismo.
Los próximos días son decisivos. La pública opinión multiplica las protestas en contra del presunto feliz resultado que Netanyahu pretende sin base alguna.
Y es ya evidente para todos: si este colectivo esfuerzo no obtiene feliz resultado y la muerte abraza a todos los rehenes se verificará una radical ruptura en el escenario político y económico del país.
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