Los profesionales de la salud están cada vez más preocupados por la posibilidad de que los rehenes retenidos por Hamás puedan sufrir un paro cardíaco repentino, ya que el testimonio de quienes regresaron reveló condiciones extremas como inanición prolongada, desnutrición extrema, falta de movimiento y miedo constante.
Las imágenes de hambruna severa y los informes de los rehenes que regresan sobre las horribles condiciones de cautiverio de Hamás han preocupado a los expertos por el daño al músculo cardíaco que podría provocar un paro cardíaco.
El corazón es un músculo que requiere un suministro continuo de energía para funcionar. Durante la inanición prolongada, el cuerpo entra en un estado de descomposición del tejido proteico para obtener energía, lo que provoca el agotamiento del músculo cardíaco y un debilitamiento de la función. Cuando el suministro de calorías y proteínas permanece bajo a lo largo del tiempo, se desarrolla una miocardiopatía dependiente de la inanición, que conduce a una disfunción cardíaca grave e insuficiencia cardíaca.
El corazón depende de un delicado equilibrio de minerales como el potasio, el magnesio, el calcio y el fósforo para mantener una actividad eléctrica normal. Cuando el cuerpo sufre una deficiencia de estos electrolitos esenciales, puede incluso producirse una fibrilación ventricular, un trastorno grave del ritmo que provoca un paro cardíaco repentino.
La deficiencia de potasio, por ejemplo, hace que el ritmo cardíaco se ralentice y se interrumpa su actividad eléctrica. La deficiencia de magnesio aumenta el riesgo de trastornos del ritmo cardíaco, conocidos como “Torsades de pointes”, que pueden provocar un paro cardíaco. La deficiencia grave de fósforo, típica en condiciones de inanición extrema, también causa insuficiencia cardíaca. El calcio es esencial para la contracción muscular y la conducción eléctrica cardíaca, y su deficiencia provoca insuficiencia cardíaca.
Las deficiencias de vitaminas también aumentan el riesgo de paro cardíaco repentino. Por ejemplo, la deficiencia de vitamina B1 (tiamina), que se administra a los rehenes inmediatamente después de su regreso, causa el síndrome del beriberi húmedo, que se caracteriza por insuficiencia cardíaca, agrandamiento ventricular y acumulación peligrosa de líquido, informó The Jerusalem Post.
Deficiencias de vitaminas en los rehenes
La deficiencia de vitamina B12 y ácido fólico causa anemia, que conduce a una deficiencia de oxígeno en la sangre y aumenta la tensión cardíaca. La deficiencia de vitamina D causada por las condiciones oscuras en las que se mantiene a los rehenes afecta el equilibrio de calcio del cuerpo, lo que aumenta la presión arterial y el riesgo de insuficiencia cardíaca.
En ausencia de actividad y durante la inanición, el cuerpo entra en un estado catabólico, descomponiendo tejidos para el uso de energía. De esta manera, el cuerpo comienza a descomponer los músculos esqueléticos y, finalmente, las células del músculo cardíaco. Esta condición conduce a una disminución del volumen del músculo cardíaco, una reducción de la contractilidad ventricular y una insuficiencia cardíaca progresiva.
Además del daño cardíaco, la inanición prolongada afecta directamente al cerebro, que es un órgano que consume mucha energía. La hipoglucemia extrema (niveles de azúcar tan bajos que pueden llegar a ser mortales) afecta directamente al funcionamiento del sistema nervioso autónomo, lo que puede provocar un paro cardíaco. En caso de deficiencia de fósforo o sodio, se produce un desequilibrio grave en los fluidos cerebrales, lo que provoca edema cerebral, presión intracraneal y muerte.
Durante la inanición, el cuerpo descompone grasas en lugar de carbohidratos, lo que provoca una acumulación de componentes llamados cetonas y una afección llamada “acidosis”, que afecta al funcionamiento cerebral y aumenta el riesgo de arritmias cardíacas letales. La falta de actividad y el estar mucho tiempo sentado en el cautiverio de Hamás también afecta gravemente al músculo cardíaco y la presión arterial y aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos fatales y de muerte.
“La inanición prolongada y las pésimas condiciones en el cautiverio de Hamás aumentan el riesgo de mortalidad cardíaca para los rehenes que permanecen allí”, dijo el profesor Amit Segev, director de Cardiología del Centro Médico Sheba, Tel Hashomer y asesor de la sede de los rehenes.
El terror, la ansiedad, la desesperación y el trauma afectan al corazón
“Cada vez nos llegan más historias sobre las terribles condiciones de cautiverio, los abusos y el terror sin fin, que nos rompen el corazón. Esta situación insoportable afecta directamente al funcionamiento del cuerpo y a la actividad cardíaca de muchas maneras. Sabemos, tanto por la terrible historia de los supervivientes del Holocausto como por las personas que sufrieron inanición extrema o incluso anorexia, que pueden sufrir graves daños y aumentar el riesgo de sufrir un paro cardíaco a través de amplios mecanismos, algunos claros y otros desconocidos, relacionados con daños irreversibles en las células cardíacas, la actividad eléctrica y los sistemas proteínicos de las células musculares. Los impactantes aspectos psicológicos en los que se encuentran los rehenes -el terror, la ansiedad, la desesperación y el trauma- afectan directamente al propio corazón, que podría, sin previo aviso, dejar de funcionar.
“Los ojos se llenan de lágrimas al pensar que todavía están allí y debemos hacer todo lo posible para traerlos de vuelta de inmediato porque cada minuto que pasa intensifica el peligro inmediato para su vida”.
“El daño al corazón de los rehenes no es teórico ni simbólico, sino una dolorosa realidad”, dijo el profesor Hagai Levine, jefe de servicios de salud en la sede de las familias de los rehenes y médico experto en salud pública.
“Algunos supervivientes del cautiverio sufrieron daños importantes en el sistema cardiovascular como resultado de las condiciones de cautiverio o la falta de tratamiento médico, a veces con daños potencialmente mortales o irreversibles. Recordamos a Hanna Katzir z”l y tememos que veremos a más supervivientes del cautiverio morir por complicaciones médicas relacionadas con el cautiverio. Es necesario un seguimiento médico sistemático y a largo plazo para los supervivientes del cautiverio y sus familiares, que sufren diversos daños que aún no conocemos por completo. Para los rehenes, el peligro es claro e inmediato, ya que no están recibiendo el tratamiento adecuado y continúan estando en condiciones infernales que ponen en peligro la vida de todos ellos”.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío