Una de las cosas que más extraña a la gente del judaísmo es la fiesta de Purim. En ésta se obliga a la persona a beber y alegrarse. ¿Por qué? Rab. Yehuda Prero nos lo explica.
La tentación es fuerte en el hombre y difícil de resistir, ataca desde varios ángulos en nuestros momentos más difíciles y de las formas más audaces. Sin embargo, la podemos resistir porque nosotros también tenemos nuestras formas. La siguiente historia es una enseñanza sobre cómo confrontarla.
Muchas culturas le asignan la tentación y la maldad per se a una entidad separada de D-os y del hombre. Por ejemplo, muchos creen que la maldad surge del Diablo, o de espíritus de la noche que están en rebelión con D-os y no dependen de Él. Algo así no puede existir en el judaísmo, absolutamente todo lo que existe sin excepción, la maldad incluida, depende de D-os.
El pasaje más importante que se lee durante los servicios de Rosh Hashaná es la Akeidá (atadura o sacrificio) de Isaac. Este evento en sí mismo es una muestra de la entrega de los patriarcas a D-os, su determinación a “coronar a D-os como máximo rey” y la respuesta y el amor tan grande de su Creador hacia ellos. En el sefer Ha- Agadá se encuentran varios relatos (midrashim) que narran momentos en su recorrido al monte Moriá, en los que Isaac y Abraham se encuentran frente al Satán (el Ángel de la tentación) y vencen su poder. El relato que mostramos a continuación es bastante importante porque se hace referencia a él en el Tashlij, uno de los ritos que se hacen en Rosh Hashaná. Esperamos les guste.
Es más fácil juzgar a los demás que juzgarnos a nosotros mismos. Sin embargo, los peores infiernos son internos. Tenemos miedo al peligro que corremos al juntarnos con gente desconocida, miedo a la tentación externa, pero realmente quien más puede hacernos daño, somos nosotros mismos. La siguiente historia nos enseña a reconocer la tentación, el instinto malvado y vencerlo.
A continuación se muestran 3 de las parábolas más famosas de Rabí Najmán
La perashá (porción de Torá) que se lee esta semana es la de Eikev. En ella se recuerda el suceso del maná (pan que bajaba del cielo) al cual se le llama “una prueba”. Rab Frand se pregunta ¿cómo puede ser esto una prueba y no una bendición? ¿qué no es lo que cualquier persona desearía hoy en día, tener todas sus necesidades resueltas? A continuación su respuesta.
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