LEON OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

La aceptación de los bancos acreedores de Grecia del segundo programa de recate de su deuda soberana, de 130,000 millones de euros (el primero fue por 110,000 millones en el 2010) apoyado con recursos de la Troika; la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, les representará pérdidas de más d 60.0% del valor de lo créditos otorgados a ese país.

El rescate evitó que el sistema financiero griego tuviera una quiebra desordenada en el corto plazo, y quizá una nueva crisis económica mundial. El programa implica que el gobierno de Grecia aplique un draconiano ajuste económico; las autoridades de la Unión Europea vigilarán su cumplimiento; así Grecia perderá soberanía en el manejo de sus cuentas fiscales. Con el ajuste la economía helena registrará en el 2012 su quinto año consecutivo de recesión, con una caída de 4.5% para su PIB, frente a 5.1% en el 2011 y el descenso se prolongara por varios años hasta que pueda estabilizarse.

En este contexto, las principales ciudades griegas han experimentado violentas protestas; cabe destacar que en el presente más de una quinta parte de la Población Económicamente Activa está desempleada; adicionalmente a Grecia, siete países de la Eurozona enfrentan un proceso recesivo; incluso Alemania podría mostrar un nulo avance económico este año. Asimismo, se considera que Italia y España se verán precisadas a renegociar próximamente sus pasivos y a profundizar el ajuste que ya han iniciado; en el caso de España, con una tasa de desempleo superior a el 21.0%, frente a 10.5% del promedio de la Eurozona; elevados costos del sector público y “un sistema financiero deficiente”, el multiplicador del ajuste será más pronunciado.

La pesadilla europea que empezó a manifestarse hace cuatro años, no ha terminado, quizá sea más angustiante en el futuro próximo; la canciller alemana, Angela Merkel, ha expresado que Europa tardará años en salir de la crisis. No obstante, la reciente firma del Pacto de Estabilidad Fiscal por parte de 25 de los 27 miembros de la Unión Europea (no lo aceptaron Gran Bretaña y la República Checa) constituye un paso adelante para poder equilibrar las cuentas públicas y evitar futuras crisis de la deuda; a través del Pacto los firmantes se comprometen a mantener un déficit fiscal por debajo de 3.0% del PIB, si incumplen habrá sanciones económicas. En este ámbito, los euroescépticos piensan que el pacto representa un mecanismo difícil de cumplir; aparentemente en Europa está de moda que los gobiernos prometan sin intenciones reales de cumplir.

El diagnóstico y las medidas a adoptar para la superación de la crisis europea no dan luz sobre la profundidad del retroceso en el bienestar que experimenta un buena parte de la población de ese continente, debido a los errores de política incurridos por diferentes gobiernos y a la conducta inmoral de altos funcionarios públicos que coludidos con políticos y empresarios, han derivado en inaceptables actos de corrupción, que incluso en España, han tocado a las puertas de familiares políticos de los monarcas. En este sentido, es justificable el enojo de los “indignados” españoles, que desde hace tiempo buscan, entre otros propósitos, la desaparición de esa anacrónica institución, que en el entorno actual de crisis, su existencia representa un insulto para la ciudadanía, en virtud de que su mantenimiento resulta muy oneroso, en tanto que quedan insatisfechas necesidades básicas de la población.

Testimonios de analistas dan cuenta de ciudadanos de Grecia que deambulan por las calles de Atenas “pepenando” en los botes de basura en busca de comida y que desempleados en varias ciudades de España, entre los que se encuentran personas de la tercera edad, viven en condiciones deplorables en refugios que ellos mismos han adaptado en las calles En este marco, resulta una ironía el planteamiento de jóvenes “indignados” de España quienes han comentado que para salir de la crisis existen tres salidas: por tierra, por mar y por aire. Para una buena parte de los jóvenes españoles el encontrar un empleo “decente” se ha convertido en una quimera.

Por otra parte, cabe hacer notar que el desempeño de varios gobiernos en Grecia ha sido muy deficiente, incluso se podría calificar de patéticos por su falta de ética; en este sentido, el presidente francés, Nicolas Sarkosky ha señalado la falsificación de cifras de las finanzas públicas y de otras variables macroeconómicas, por parte de la administración en el poder en 2000 a fin de que Grecia pudiera ingresar a la Eurozona en el 2001; también resulta inconcebible que el gobierno helénico se haya comprometido a realizar los Juegos Olímpicos de Verano del 2004, sin tener los recursos suficientes para ello; las erogaciones para los juegos superaron 9,000 millones de euros, más 1,000 millones en costos de seguridad. Grecia vive la “cruda” del desperdicio y de la fanfarronería de sus gobernantes.

Europa tuvo un gran reto para su reconstrucción al término de la Segunda Guerra Mundial, hoy día los gobiernos de ese continente enfrentan la amenaza de una descomposición social que se ve alimentada por movimientos extremistas. Recobrar la confianza de la ciudadanía y de los inversionistas es la gran tarea de los gobiernos.