JOSÉ KAMINER TAUBER PARA ENLACE JUDÌO

Los judíos llegan al Continente Americano con Cristóbal Colón el 13 de agosto de 1492, en su primer viaje transatlántico que salió de España, descubriendo eventualmente el Nuevo Continente. Había seis judíos (o Cripto-Judíos) que viajaron con Colón incluyendo a Rodrigo de Triana , Maestre Bernal, quien trabajó de médico para la expedición, y Luis De Torres, el intérprete que hablaba hebreo y árabe, que se creían lenguas útiles en el Oriente, su destino original.

Los primeros judíos que llegaron a México con Hernán Cortés en el año de 1519 fueron entonces originarios de España. En los siguientes años, cripto-judíos se establecieron en la Nueva España y en las colonias del Caribe, participando en la conquista del nuevo continente donde se creían fuera del alcance de la Inquisición. Bernal Díaz del Castillo describe varias ejecuciones de soldados durante la conquista de México a causa del hecho de que eran judíos.
Dos de ellos, Hernando Alonzo (quien construyó los barcos que Hernán Cortés usó en el asalto a Tenochtitlán, la Capital Azteca) y González de Morales que fueron acusados de “Judaizantes” y quemados en la hoguera, en un Auto de Fe, en octubre de 1528.

Alonzo fue el primer judío en América que fue capturado practicando el Judaísmo. No obstante, hubo algunos otros conversos además de Alonzo en posiciones de liderato en el Gobierno de la Nueva España. Después de este acto espectacular se advierte una cesación de las actividades inquisitoriales hasta la época en que el cargo de inquisidor fue depositado en el primer obispo de México, fray de Zumárraga. Se han propuesto varias explicaciones de ese misterioso cese de actividades, pero ninguna de ellas fue suficientemente comprobada para merecer absoluto crédito

En México se estableció un Tribunal del Santo Oficio, propiamente dicho, en 157, cuando llegó a la Nueva España don Pedro Moya de Contreras en calidad de Inquisidor Mayor.

De hecho, entre 1540 y 1571 los cripto-judíos gozaron en la Nueva España de los beneficios de la tolerancia gubernamental y eclesiástica, que se les negaba en la península.

Dadas las circunstancias adversas del momento los conversos se alejaban de la capital de la Nueva España, a los lugares más apartados posibles.

Era una dispersión sin Clero, sin cabeza visible, sin Ciudad Santa, sin
Colegio Teológico organizado, sin embargo quedaron identificados entre
ellos mismos solo más que por la Tora y practicas religiosas comunes.

La memoria de esto sólo quedo registrada por los juicios de la inquisición que se encuentran en los archivos, además,la Santa Inquisición no solo trato asuntos “judaizantes”. Habría que agregar a esto que había una gran cantidad de cripto-judíos.

Es aquí donde la leyenda y la realidad se mezclan, ya que un manto nebuloso cubre toda la época colonial, y el único indicio está escrito en los procesos del Santo Tribunal de la Inquisición.