EL ECONOMISTA.ES

25 de septiembre 2012.-El conflicto en Siria, la cuestión nuclear iraní y el peligro del extremismo centraron el lunes los debates y reuniones de líderes mundiales presentes en Nueva York antes de la apertura de la 67ª Asamblea General de la ONU el martes.

Marcando el tono que busca imprimir Estados Unidos, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dijo que el mundo debe permanecer unido para “resistir” a los extremistas que quieren dividir a la comunidad internacional, en momentos en que el mundo árabe es escenario de violentas protestas antiestadounidenses por un filme islamófobo.

“Todos nosotros tenemos que estar unidos para resistir estas fuerzas y apoyar las transiciones democráticas que están ocurriendo en el norte de Africa y en Medio Oriente”, afirmó en una conferencia en la fundación Iniciativa Global Clinton, creada por su marido, el expresidente Bill Clinton.

“Los habitantes del mundo árabe no buscaban cambiar la tiranía de un dictador por la tiranía de una turba. Eso carece de dignidad”, agregó.

Hillary Clinton dedicó buena parte de la jornada a una intensa ronda diplomática con reuniones con los jefes de Estado de Pakistán, Libia, Afganistán y Egipto.

En ese marco, el nuevo presidente libio, Mohamed al Megaryef, prometió que su país no será “una carga” para la comunidad internacional, tras manifestar sus condolencias por el ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi (este de Libia) en el que murieron cuatro diplomáticos de ese país.

Menos conciliador se mostró el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien condenó el lunes a las potencias occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU por violar “los derechos y libertades de otras naciones”, al imponer sanciones a Irán por su controvertido programa nuclear.

“Algunos miembros del Consejo con derecho a veto han elegido el silencio con respecto a las armas nucleares de un régimen farsante mientras al mismo tiempo impiden el progreso científico de otras naciones”, aseveró Ahmadinejad en referencia implícita a Israel, que posee un programa nuclear no declarado.

Si bien Teherán ha negado en forma reiterada que busque fabricar una bomba atómica, Occidente cree lo contrario y Francia, Reino Unido y Alemania pidieron en forma oficial el domingo que la Unión Europea adopte nuevas sanciones contra Irán.

La presencia de Ahmadinejad en Nueva York dio lugar el lunes a una manifestación de medio centenar de personas frente al hotel en el que se hospeda.

Además de la cuestión nuclear iraní y la oleada de violencia en el mundo musulmán, la situación en Siria es el otro gran tema que centra la atención de la Asamblea General, que será abierta el martes por la presidenta brasileña Dilma Rousseff, seguida de su homólogo estadounidense Barack Obama.

El drama sirio ocupará un lugar destacado en los discursos, pero también al margen de la Asamblea, con reuniones en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En ese sentido, el mediador internacional para Siria, Lakhdar Brahimi, afirmó el lunes ante el máximo órgano de decisión de la ONU que la guerra civil en ese país empeora y “no hay avances en vista” ya que la situación es “extremadamente grave”.

El excanciller argelino, que brindó información sobre sus recientes contactos con el presidente Bashar al Asad en Damasco, dijo además que el gobierno sirio estima que hay unos 5.000 combatientes extranjeros en el país y argumenta que el conflicto es una “conspiración foránea”.

El miércoles habrá una sesión ministerial del Consejo de Seguridad dedicada a analizar la Primavera Arabe y los Amigos de Siria -un grupo de países occidentales y árabes que apoyan a los opositores del presidente Asad- se reunirá el viernes para evaluar los medios para unificar a esa oposición y preparar el periodo post Asad.

“Extrañamente, todo el mundo pensará en Siria, hablará sobre Siria, pero no se prevé ninguna decisión, ningún gran progreso” durante la Asamblea, comentó sin embargo un diplomático.

En efecto, Rusia y China han mantenido bloqueada toda resolución en el Consejo de Seguridad y sólo estarán representados en Nueva York esta semana a nivel ministerial.

Del lado de América Latina, los jefes de Estado que ya llegaron a la Gran Manzana aprovechaban para avanzar con sus agendas nacionales.

El presidente paraguayo, Federico Franco, se entrevistó el domingo con Ban Ki-moon, quien le manifestó su deseo de un diálogo político en Paraguay antes de las elecciones de abril de 2013 en ese país.

Por su parte, el hondureño Porfirio Lobo se entrevistó con el director ejecutivo de la oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito, Yuri Fedotov, quien manifestó un firme apoyo a América Central en su lucha contra el narcotráfico, afirmando que la región necesita más asistencia en esa batalla.

“Mi mensaje es claro: América Central se enfrenta a la violencia y nuestro papel es trabajar con los estados miembros para ofrecer más apoyo y asistencia”, afirmó Fedotov.