LA RAZÓN.ES

02 de enero de 2013.-El año 2013 ha empezado con los peores augurios para Siria, donde han muerto ya más de 60.000 personas, según el último balance de la ONU, cifra que supera con creces la ofrecida por la oposición a finales de 2012. «El número de víctimas es mucho más elevado de lo previsto y es realmente estremecedor», aseguró ayer la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay. 59.648 personas han fallecido desde el comienzo de la revolución siria, en marzo de 2011, hasta el 30 de noviembre de 2012, según el estudio de la ONU, pero la alta comisionada advirtió en un comunicado que los datos no son definitivos y que a esa cifra hay que sumar los centenares de personas que murieron sólo en el pasado mes de diciembre, más todos aquellos de los que no se tienen suficientes evidencias.

Los investigadores cruzaron datos de fuentes oficiales y de los rebeldes, realizando una lista de unas 150.000 víctimas, pero sólo incluyeron en el recuento definitivo a aquellas de las que se conoce nombre, apellido, fecha y lugar de la muerte. Uno de los principales grupos opositores, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, situó la cifra alrededor de los 45.000 muertos y estimó que la gran mayoría de las víctimas son civiles, mientras que la ONU no hace distinción entre ciudadanos y combatientes, ni entre los dos bandos en conflicto.

Ayer, decenas de civiles fallecieron en los bombardeos sobre los barrios que rodean la capital siria, Damasco, que el régimen del presidente Bachar al Asad está protegiendo a sangre y fuego. Unas 70 personas murieron y resultaron gravemente heridas en Miliha, después de que una bomba impactara cerca de una gasolinera, desatando un gran incendio, según la oposición en esta localidad al este de Damasco. En Mudamiya, al suroeste de la ciudad, también perdieron la vida algunas decenas de personas en un bombardeo cerca de una panadería. En ambos casos, las víctimas estaban haciendo cola para conseguir pan y gasolina, que escasean en Siria debido a la guerra.

La ONU calcula que más de cuatro millones de sirios necesitan asistencia humanitaria en el país, además de al menos un millón de refugiados, y Pillay teme que muchos más morirán y sufrirán si no se alcanza una solución al conflicto, que ha degenerado de una forma extremadamente rápida y brutal en los últimos meses.