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El hombre más poderoso del mundo, el presidente de EEUU, ha decidido amenazar claramente al presidente sirio Bashar al-Asad. La pregunta que se hace el mundo es: ¿Cuándo actuará?

Tanto los amigos como los enemigos de EEUU en Oriente Próximo sospechan que la decisión de Obama de pedir autorización al Congreso sobre una posible acción militar es un signo de debilidad -y sienta un precedente en la credibilidad de su Gobierno-.

La abrupta decisión de Obama de cambiar sus planes de castigar a Asad por haber utilizado gas sarín contra la población para pedir permiso al Congreso ha dejado perplejos a casi todos.

El punto de vista mayoritario lo recoge el periódico de Algeria ‘El Watan’, que señala que los propios enemigos de Asad tienen dudas sobre los frutos que puede dar el enfrentamiento entre los rebeldes y las tropas del líder sirio, ya que temen que la intervención internacional quede finalmente en un “fiasco” y el conflicto sirio se estanque sin salida.

Al mismo tiempo, el sentimiento creciente en Oriente Próximo es el de identificar esta actitud de Obama con su miedo a no dañar a su amigo Israel y a sus aliados pertrolíferos del Golfo árabe.

Aunque parece que Obama tiene claro que finalmente intervendrán y hasta los republicanos están mostrándole su apoyo, como el portavos en el Congreso, John Boehner, que ha dicho que apoyará una intervención militar, lo cierto es que la duda domina a los ciudadanos.

Decepción unánime

Acostumbrados a las formas del anterior presidente de EEUU, George W. Bush, que proclamó “o estás con nosotros o estás con los terroristas” tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y que le llevó a invadir Irak en 2003, muchos árabes ven el aparente desagrado de Obama por los conflictos bélicos como algo inusual e, incluso, excepcional.

Wathiq al-Hashimi, del Grupo de Estudios Estratégicos de Irak, explica que los árabes asocian las guerras en la región con los republicanos más que con los demócratas de Obama. No obstante, los últimos movimientos del presidente de EEUU son confusos para los habitantes de Oriente Próximo y, según Hashimi, representan una “retirada”.
Mohammed Yassin, un palestino de 45 años en Gaza dice que Obama no parece el “tipo tosco que era Bush”. Y afirma que
Asad merece castigo, pero no de los extranjeros.

“Hay un refrán que dice ‘perro ladrador poco mordedor'”, señala Adnan Diab, un profesor sirio que vive en el Líbano. “Eso es lo que esperamos. Que no suceda nada”.

En Estambul, Mustafa Toprak, un vendedor de 37 años, deja su cachimba para afirmar que la postura de Obama parece “débil y falsa”. Por su parte, Mohsin Ahmad El-Tayeb, de 38 años, cree desde el centro de El Cairo que “definitivamente Obama no atacará a Siria ahora”. Y esto, precisamente, es lo que temen los rebeldes sirios.

Algunas figuras de la oposición siria siguen confiando en que Obama inicie un ataque contra las fuerzas de Asad.

Algunos veteranos, como Fawaz Tello, indica desde Berlín que “sería bizarro que Obama movilizara a todo su arsenal militar sólo para dar un tirón de orejas a Asad, sin más”.

Confianza en el Congreso

Abdulaziz al Sager, jefe del centro de investigación del Golfo, considera que la decisión de Obama refleja una “falta de resolución”, algo que ha sido evidente desde que comenzó la crisis siria. “Hay una profunda decepción en la región del Golfo con la actitud de Obama de acudir al Congreso”.

Por su parte, desde la Administración Obama señalan que el Congreso sólo es un paso para reforzar la postura de Estados Unidos y no creen que salga una negativa porque sería un “mazazo” al Gobierno y minaría su poder internacional.

Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, considera que Obama debe mostrar un “liderazgo fuerte y real”. Un voto en contra en el Congreso sería “un desastre”.

Irán, aliado de Asad, permanece al margen de momento. Pero el Gobierno iraní ya ha manifestado su interés en que el Congreso estadounidense vote en contra de la intervención militar. Y mantiene su propio pulso sobre las armas nucleares con la Administración Obama.

En Israel, donde el programa nuclear iraní es visto como una amenaza directa, las autoridades no hablan públicamente sobre la actitud de EEUU en Siria, pero en privado reconocen estar también algo desconcertados.

Fuente:elmundo.es