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LEÓN OPALIN PARA ENLACE JUDÍO

Temor al Futuro

Enlace Judío México | La semana pasada falleció Israel, compañero de la primaria en la escuela Yavne en la segunda mitad de los años cuarentas del siglo pasado. Recuerdo que él diariamente viajaba en el camión de la escuela, mismo que me recogía en la esquina de las calles de Mesones y Aldaco en el Centro de la Ciudad, a media cuadra de mi domicilio, antes de las 7 de la mañana. En el camión también venían Mario y su hermano Jorge, entre otros niños, que abordaban el vehículo por la zona de la Merced.

Mi relación con Israel en la escuela fue limitada, volví a coincidir con él a mediados de los cincuentas en la Organización Juvenil Judía Sionista a la cual los dos pertenecíamos; la estancia de Israel en la misma fue breve. Posteriormente lo traté más en las celebraciones de las fiestas judías a las cuales hasta la fecha nos invita mi amigo de la infancia, Abraham.

Israel estudió medicina, se dedicó a la investigación en el área de nutrición y creó una exitosa empresa que elabora complementos alimenticios, asimismo se involucró en diferentes negocios en los que incorporó a su hijo y a sus dos hijas. Era una persona que cuidaba su salud, mantenía una dieta sana, se iba a dormir temprano, no fumaba, y cuidaba de su peso. No tenía ninguna enfermedad, que yo supiera. De aquí que me sorprendió su deceso, el cual fue repentino. Ignoro las causas del mismo, empero, me impactó fuertemente como persona de la tercera edad; en general existe una fragilidad en la existencia humana, sin embargo, en la tercera edad la incertidumbre sobre la vida es más profunda y también el temor a la muerte. El fallecimiento de Israel provocó en mí una necesidad inminente de acercarme a mi familia, e irme, en su momento, en paz al mundo que desconocemos. La tarea de mantenerme próximo a mis seres queridos es ardua; ellos tienen otros intereses, y quizá, otras prioridades en sus afectos.

En el ámbito de la vida cotidiana en México, resulta alarmante cómo los ciudadanos cada vez más se acostumbran a vivir en el entorno de extrema violencia, corrupción, pobreza y degradación del medio ambiente. Prácticamente los mexicanos aceptan que en el país existe un Estado Fallido, sin gobernabilidad, sin la vigencia de un Estado de Derecho al menos en vastas regiones del territorio nacional. El caso más extremo de violencia y desgobierno es Michoacán; en donde se registra una guerra entre distintas bandas del crimen organizado que se disputan el control de las poblaciones ahí asentadas, para lo cual las someten a continuas amenazas, exacciones, chantajes, agresiones físicas, secuestros, cierre de negocios, incendio de sus instalaciones y vehículos hasta llegar al asesinato. El crimen organizado tiene un mayor impacto en pequeñas empresas que no tienen alternativas para defenderse. También, ante la inseguridad prevaleciente, núcleos importantes de la población en Michoacán y en otros Estados de la República, han abandonado sus viviendas.

En Michoacán, los principales responsables de la violencia son el cártel de “Los Caballeros Templarios”, surgido en el 2011, supuestamente para combatir a la “Familia Michoacana” que inició sus actividades en el 2006 para oponerse a “Los Zetas”. Cabe destacar que el municipio de Tierra Caliente es el que muestra una violencia inusitada; en este municipio el cártel “Jalisco Nueva Generación” le disputa la supremacía a “Los Caballeros Templarios”. Las Fuerzas Armadas han establecido una especie de Estado de Sitio en ese Territorio. La incapacidad del gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, por mantener el orden en el Estado, no solo está vinculada a su debilidad política, sino que es un individuo que recientemente estuvo ausente de su cargo por seis meses, por graves problemas de salud, tuvo un trasplante de hígado, que claramente se evidencian las consecuencias en su rostro. Por lo demás, Fausto Vallejo heredó del gobierno previo de Leonel Godoy, buena parte del actual desorden, incluyendo circunstancias inéditas, como el involucramiento del medio hermano de este último con el líder de “Los Caballeros Templarios”. Por otro lado, aparentemente un hijo del actual gobernador, “El Gerber”, también tiene vínculos con el narcotráfico.

Ironías de la vida, hace cinco años recomendé a mi hija mayor y a su familia que pasaran las fiestas patrias en Morelia; estuvieron en las celebraciones del Grito de la Independencia en la noche del 15 de septiembre en el zócalo de esa población; no obstante, la fiesta fue deslucida y decidieron retirarse para su fortuna; porque media hora después vándalos arrojaron granadas al público, causando varios muertos y heridos.

El Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plasencia, ha considerado que el clima de violencia en Michoacán, y que de manera similar se observa en Guerrero, con un gobernador alcohólico, es producto del abandono en el ejercicio de las funciones de gobiernos municipales y estatales para proteger a los ciudadanos. Adicionalmente a la violencia del crimen organizado, grupos fuera de control: policías comunitarios, autodefensas y fuerzas paramilitares “velan por la seguridad de la población” en Michoacán y en otros Estados; lo cierto es que varios de ellos están integrados con delincuentes y/o miembros de los carteles; en este sentido, de acuerdo a la Constitución está prohibido ejercer violencia para reclamar un derecho y que nadie está en condición de hacerse justicia por su propia mano, para eso están las instituciones.

En Michoacán, el Gobierno Federal decidió legalizar a las autodefensas ciudadanas bajo la figura de cuerpos de defensas rurales; estas últimas aceptaron dar una lista de sus miembros y registrar sus armas ante la Secretaría de Defensa Nacional. Analistas políticos muestran reservas sobre esta decisión, lo cierto es que el Gobierno Federal no ha delineado una estrategia puntual para abatir las acciones del Crimen Organizado; ligado a este fenómeno está la ascendente impunidad que facilita que los delincuentes no sean castigados, y si son detenidos sean expeditamente liberados. ¿Y qué decir de la cínica corrupción desbordada de exgobernadores como el de Tabasco, Aguascalientes, Coahuila, Tamaulipas y Michoacán?, por solo mencionar a algunos de los descarados corruptos. Por este camino, y no obstante la reciente aprobación de importantes reformas estructurales por parte del Congreso, México no va a salir tan fácil del “bache” en que se encuentra.