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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Conoce la historia de Helena Rubinstein, una mujer que invitó a las mujeres a la liberación a través del maquillaje.

Helena Rubinstein revolucionó el mundo de la cosmética cuando creó un nuevo régimen de belleza. La emprendedora y magnate de los cosméticos descubrió lo que las mujeres realmente querían: productos que las hicieran sentir bellas.

Madame (como todos las llamaban) siempre estuvo fascinada por la belleza y el poder de las mujeres, esa fue la principal razón por la que decidió acercarse a los grandes científicos de su tiempo para comprender mejor cómo cuidar la piel.  En 1910 lanzó al mercado la primera crema hidratante, anti-acné y crema con protección solar. En 1938 ofreció a las mujeres el primer rímel a prueba de agua, y la mascara como la conocemos ahora se lanzó en 1958.

Más allá de la cosmética, Helena Rubinstein, también destacó por su espíritu innovador, independiente y libre. La empresaria promovía que toda mujer debía ejercer el individualismo y la autodefinición para alcanzar la libertad. Ella misma había luchado por su autonomía cuando salió de Polonia (su país natal) huyendo de un matrimonio arreglado.
En el libro Helena Rubinstein: Beauty is Power, Mason Klein describe a Helena como “la primera millonaria hecha a sí misma, un ícono global de emprendedurismo femenino y una líder de moda, diseño y filantropía”.

A finales del siglo XIX llegó a Australia, donde lanzó su primera crema, Valaze, la cual tenía como eslogan la frase “La belleza es poder”. Helena creía firmemente que los cosméticos eran una herramienta poderosa con la cual contaban las mujeres para poder transformarse, definir su identidad y afirmar su libertad.

Cuando llegó a Nueva York en 1915, Rubinstein conoció al grupo demujeres sufragistas que se pintaban los labios de rojo como símbolo de emancipación, acto con el cual se identificó, ya que la idea en individualidad e independencia eran muy revolucionarios para la época en la que se encontraba. Una de las primeras feministas de principios de siglo XX con la que Helena convivió fueron Elizabeth Cady Stanton y Charlotte Perkins Gilman.

¿Por qué manifestarse con labios de color pintados de color rojo? En aquella época el maquillaje era mayormente usado por las actrices y las prostitutas, y “el color rojo era visto como símbolo de sexo y pecado” explica Michele Fitoussi en el libro Helena Rubinstein: The Woman who Invented Beauty. Las mujeres feministas aprovechaban estas ideologías para expresas sus propias posturas, y Helena se benefició de la situación para motivar a las mujeres a librarse del puritanismo invitando a las mujeres a la independencia y confianza.

Su éxito y empoderamiento la llevó a crear salones de belleza para mujeres, los cuales tenían sede en Nueva york, Londres y París. Sus salas de belleza se caracterizaban por ser lugares de conocimiento, donde las mujeres podían aprender sobre diseño, color y arte, además de recibir tratamientos cosméticos.

El Museo Judío de Nueva York hace tributo a esta gran mujer realizando una exposición del universo artístico y estético que la rodeó. La muestra cuenta con más de 200 objetos, entre ellos retratos de helena realizados por grandes figuras del arte como Andy Warhol, Salvador Dalí, Man Ray, entre otros.

Fuente:terra.com.mx