71ahwaz-enlace-judio-mexico_optBEHNAM BEN TALEBLU

 

 La tragedia golpeó a la provincia iraní de mayoría árabe de Khuzestan el domingo cuando un vendedor de frutas murió después de auto-inmolarse fuera del edificio de la municipalidad local. Como Mohamed Bouazizi – el vendedor de frutas tunecino cuya muerte provocó la Primavera Árabe – el suicidio de Younes Asakereh fue un acto de desafío en respuesta a las autoridades que le negaron su medio de vida. Al contrario de Túnez, sin embargo, el suicidio de Asakereh no provocó ninguna revolución nacional. En su lugar, su muerte probablemente será otro ejemplo más de descuido de una provincia estratégica pero olvidada por parte del régimen.

Teherán ha menospreciado durante mucho tiempo el valor geopolítico, económico, y simbólico de Khuzestan. Khuzestan es rica en petróleo y ocupa el lugar estratégico del Golfo Pérsico donde se juntan Irak, Irán y Kuwait. En un nivel simbólico, Khurramshahr – el sitio del suicidio de Asakereh – fue la ciudad cuya liberación cambió el curso de la Guerra entre Irán e Irak. Hoy, cualquier miembro o veterano de guerra del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) que se precie de revolucionario conoce la letra y melodía de “Mamad Naboodi Bebini, una balada compuesta para conmemorar ese hecho.

 No obstante, en vez de cultivar esta provincia subdesarrollada, el liderazgo de Irán ha dado constantemente mayor prioridad a intereses más allá de las fronteras de la República Islámica. En el año 2013, por ejemplo, el Jefe dela Base Estratégica Ammar, un clérigo llamado Hojjat al-Islam Mehdi Taeb, dijo que en una situación hipotética en que Irán se viera obligado a decidir entre mantener el control de Siria (la 35ª provincia de Irán, en sus palabras) y Khuzestan, debe optar por lo primero.

En las últimas semanas, la inacción del gobierno sobre la pobre calidad del aire llevó a los habitantes de khuzestan a salir en Twitter con imágenes de tormentas de polvo y polución, creando el hashtag “#KhuzestanNoPuedeRespirar.” Y en algunos casos, el descuido ha dado camino a la persecución abierta. En el año 2011, cuando Khuzestan experimentó su propia “Primavera Árabe”, el régimen respondió matando a al menos una docena de manifestantes. En febrero del 2014, un poeta iraní-árabe de Khuzestan fue acusado de “librar la guerra contra Dios”, y después de una confesión televisada,  fue ejecutado.

Los deudos en el funeral de Asakereh el lunes cantaron “libertad, libertad” y “Todos somos Younes!” La presencia pasada y actual, sin embargo, enseña a los habitantes de Khuzestan que el cambio desde Teherán llegará lentamente, si es que llega.

 Fuente: Informe Político de la Fundación para la Defensa de las Democracias

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México