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DAVID HOFFS

Si de por sí ver a Ronaldinho jugar para el Querétaro es surrealista, la paliza (4- 0) que le dieron al América es espectáculo.

Otra situación relacionada al futbol totalmente surrealista es la postulación de Cuauhtémoc Blanco a la alcaldía de Cuernavaca. Reconozco que no se si el ex futbolista tenga madera de político o no (de que hace que los partidos y tribunales se metan goles entre sí, lo hace), más no es esto lo que debería de cuestionarse, sino que tan buen estadista es y lo mismo aplica para el resto de los políticos que aspiran a cargos públicos.

El problema no es a quién se elige sino por qué se elige. Existen ejemplos de figuras públicas que surgieron del espectáculo, incluidos Schwarzenegger y Reagan, que bien o mal sacaron adelante su trabajo (claramente no destruyeron a California o a los EEUU como muchos pronosticaban). Sin embargo, el hecho de que figuras como Cuauhtémoc Blanco o Carmen Salinas puedan fácilmente contender por puestos políticos por el simple hecho de ser populares sin demostrar idea, propuesta o sentido alguno de visión de Estado, prueban la tremenda inmadurez democrática que tenemos.

Los partidos políticos parecen poseer algún matiz ideológico pero carecen da clara línea ideológica que los defina, realizando alianzas aberradas y dirigiendo el discurso en las campañas políticas solamente a exaltar, señalar, denunciar y prometer infinidad de ideas que nunca se profundizan. Que quieren solucionar la pobreza (¡pues quien no!); Que ahora sí es la buena (¿cómo? Quién sabe…); Que los otros son unos corruptos (todos los son); Que estamos peor que nunca (quien sabe cómo le hacemos pero llevamos ya más de 100 años estando peor que nunca).

La discusión política debería centrarse en las leyes y las políticas públicas (al cómo y no al qué), a la estrategia de Estado y no a programas desmembrados (cruzada contra el hambre) e ideas deshiladas (repartir el presupuesto por cabeza, estelas de luz o irse al despeñadero), al largo plazo y no al corto (abandonar obras después de elecciones).

Como ciudadanía debemos exigir que partidos y candidatos (independientemente de si son futbolistas o doctores universitarios) demuestren por qué sus ideas son mejores (empezando por tenerlas). Que demuestren las ventajas, desventajas, implicaciones y consecuencias que en el tiempo tendrán sus ideas, y que lo hagan a la luz de los expertos, de la academia y de un análisis robusto que minimice la probabilidad de fracaso. De otra manera, votemos por quien votemos, obtendremos como funcionarios públicos a cualquierones y de paso, seguir haciendo de nuestra democracia un espectáculo. Para tanto show y metida de goles, mejor me pongo a seguir al América.

*Ingeniero Industrial y Maestro en Administración y Finanzas

Profesor en el TEC de Monterrey y asesor financiero para el sector público y privado

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Fuente:capitalmexico.com.mx