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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

Frecuentemente he escrito en este espacio editorial sobre los sanguinarios atentados que realizan los fundamentalistas islámicos y la filosofía que está detrás de estos hechos.

En el contexto del terrorismo, en el presente artículo se comenta la evolución de la violenta actividad de los judíos ortodoxos radicales contra los árabes, la cual no es nueva, empero, está cobrando ímpetu favoreciendo a profundizar la inestabilidad que desde hace un largo tiempo se experimenta en el Medio Oriente y que no solo ha merecido la enérgica condena mundial, sino sobre todo, del gobierno de Israel y de diferentes organizaciones judías en el mundo.

El desbordamiento del terrorismo de los grupos ultraortodoxos judíos no representa un hecho aislado, son actitudes cotidianas de gente adoctrinada en la intolerancia y en la violencia, que afectan negativamente a Israel y a las comunidades judías de todos los países; el pueblo judío, que ha sido testigo en carne propia de la intolerancia y la violencia de los nazis y del radicalismo islámico, no puede aceptar a grupos minoritarios de fanáticos judíos que únicamente aceptan la Torah (el Libro Sagrado de los Judíos), como ellos la interpretan, y no las leyes del Estado; son extremistas que deforman la religión y la usan para generar odio y violencia para convertir a Israel en un Estado teocrático.

En este marco, el incendio provocado por ultraortodoxos judíos, quienes lanzaron bombas molotov a una familia palestina en la aldea de Duma al Sur de Nablus al final de julio pasado en el que murió quemado un infante de dieciocho meses, y su padre, además de quedar gravemente heridos la madre y una hermana de cuatro años, así como el apuñalamiento de seis personas llevado a cabo por parte de un judío ultraortodoxo en el Desfile del Orgullo Gay realizado en Jerusalén la primera semana de agosto, hecho en el que murió una joven de 16 años que participaba en el evento para solidarizarse con amigos pertenecientes a grupos gay, causó una gran conmoción entre palestinos y judíos de Israel. El autor de este deleznable acto, acababa de salir de prisión después de purgar una condena de diez años por un delito similar; también recientemente ultraortodoxos israelíes prendieron fuego a la Iglesia del Milagro de los Panes y los Peces cercana al Mar de Galilea. Así mismo, extremistas judíos el año pasado quemaron vivo a un palestino en venganza por el asesinato de tres estudiantes israelíes.

El extremismo judío no solo está dirigido a palestinos de Cisjordania, igualmente se manifiesta dentro del propio Israel y los atentados de los extremistas judíos “son el mejor método para destruir a Israel y levantar a los palestinos contra este último creando un caos”. En este ámbito, no obstante que el número de ataques de los extremistas judíos a palestinos han descendido: 568 en el 2011; 375 en el 2012; 420 en el 2013; 328 en el 2014 y 141 en el primer semestre del 2015; su gravedad, que llega al grado de crueldad, se ha incrementado. La radicalización de los grupos ultranacionalistas y religiosos judíos, se evalúa como una declaración de guerra al Estado judío; de aquí que el Ministro de Defensa de Israel consignara “que no permitiremos que los terroristas tomen la vida de los palestinos”. A su vez, el ex presidente, Shimon Peres, señaló que Israel se enfrenta a una batalla por su supervivencia y que “no hay lugar en el país para la existencia de obscuros extremistas”.

Lo cierto es que el gobierno de Israel “ha sido laxo en enfrentar al terrorismo”, en este sentido, cabe recordar que el 4 de noviembre de 1995, en una manifestación por la paz en Tel Aviv, Yigal Amir, un extremista judío, asesinó públicamente al entonces Primer Ministro Yitzhak Rabin. Previamente en 1994, el día de la fiesta judía de Purim, el judío Baruch Goldshtein entró con un rifle a una mezquita llena de gente en Hebron, cerró la puerta de la misma, mató a 29 personas e hirió a otras 125; Goldshtein fue sometido y golpeado hasta su muerte.

Ante los hechos terroristas de los fanáticos religiosos judíos, el Ministro de Educación de Israel, solicitó que los terroristas, sean árabes o judíos fueran sometidos a pena de muerte, arrestos administrativos y sus casas demolidas. De hecho el Ejecutivo de Israel ya aprobó la aplicación de la detención administrativa de ciudadanos israelíes, sin juicios o sin presentación de pruebas por periodos de seis meses renovables. La consigna es tolerancia cero contra cualquier crimen de odio y terrorismo judío para evitar destruir el pacto social necesario para la convivencia.