AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- En la tarde de hoy, 10 de septiembre, se reinaugurará la Sinagoga Maguén David, cuya pieza icónica es una monumental estrella de David, realizada en 1964 por el extraordinario artista Mathias Goeritz , quien también diseñara las torres y los vitrales de dicho templo.
Werner Matthias Goeritz Brunner ( 1915-1990) fue un escultor mexicano de origen alemán quien, tras la Segunda Guerra Mundial se estableció en México, dejando uno de los legados artísticos más importantes de la historia cultural del país.Entre sus obras destaca el Museo El Eco y las Torres de Satélite.
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Goeritz es considerado judío o de origen judío, aunque su vida, según muchos, es una enigma.
“Creo que era más bien hipocresía para captar clientes, igual que su falso judaísmo. No creo que fuera judío, pero con tal de hacer la estrella de David que está en la sinagoga, se hizo amigo de todos los judíos de México, y todos lo respetábamos muchísimo”.
Así se expresó Pedro Friedeberg, quien pertenece a nuestra comunidad, de Mathías Goeritz en una rueda de prensa realizada el 5 de septiembre en en el Palacio de Cultura con motivo de la exposición El retorno de la serpiente: Mathias Goeritz y la invención de la arquitectura emocional.
Friedberg también dijo lo siguiente, según la columnista Merry Mac Masters en el diario La Jornada:
“Se podría escribir “una enciclopedia sobre el verdadero Mathias, el falso Mathias, el Mathias hipócrita, el Mathias cínico, el Mathias sarcástico, el Mathias profundamente espiritual (lo cual dudo muchísimo).
Interrogado acerca de esta extraña declaración, Friedeberg, quien, además, declarara en la rueda de prensa un amor “de más de 60 años” por Goeritz, respondió, a través de su asistente: “Pedro puede decir lo que Mathías le dijo, pero no lo sabe a ciencia cierta”.
En otro artículo del Heraldo de Aragón, referente a una obra ‘Recuerdos de España. 1940- 1953’ de Chus Tudelilla Laguardia, se dice eso de Goeritz:
“El joven Goeritz, nacido en Dantzig en 1915, formado en Berlín como historiador del Arte, llegó a Tetuán como delegado cultural del Consulado alemán. Fotos de la época lo muestran junto a su bella mujer, y presumiendo de descapotable. Difícil creer que fuera un exiliado, sin filiación nazi, tal como juraría y perjuraría luego. Según su versión de la historia, había estado en París, y tratado allí a Max Jacob y a Cocteau, y había conocido el arte de los expresionistasde Die Brücke. Pero los documentos testimonian que la dedicatoria de su primer libro fue para Paul Ortwin Rave, vinculado a la estética nazi y al escarnio del Arte Degenerado”
En otro artículo sobre el artista “Mathías Goeritz, el artista emocional”, se menciona:
“Uno de los puntos más controvertidos de la biografía se refiere a sus orígenes judíos, en los que muchos han visto el motivo por el que decidió abandonar Alemania. Algo que algunos documentos de la exposición desmienten, como el certificado expedido por el Consulado Alemán en Madrid con motivo del matrimonio de Goeritz, en 1943, con Marianne Gast, que aparece rubricado por la esvástica. Goeritz trabajó para el gobierno alemán (en un centro cultural de Tetuán) entrada la guerra, en la que además perdió un hermano”.
En este mismo texto, Francisco Reyes Palma, comisario en el Museo Reina Sofía de la exposición anteriormente mencionada, decía: «Está claro que era judío; los judíos consideran a Goeritz como su hermano».
Ojalá nuestros lectores puedan esclarecer “el enigma Goeritz”…
Una respuesta
Mathias Goeritz no fue judío. En la solicitud de ingreso a la Cámara de Cultura del Reich, fechado el 30 de septiembre de 1941, Goeritz incluyó los siguientes datos: nacionalidad alemana y religión evangelista. Una simple marca, ni confirma ni desmiente su pertenencia al NSDAP. Se inscribió en el NSV en 1937. En octubre de 1941, se instaló en Tetuán, como delegado en el Consulado Alemán de esa ciudad del Instituto Alemán de Cultura con sede central en Madrid, contratado por la Embajada de Alemamia, y por la Deustche Akademie de Múnich como lector de alemán en Tánger, Tetuán, Málaga y Granada. La historia es tozuda pese a la enorme capacidad de invención de Goeritz.