LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 La visita del Papa Francisco a México

Desde que Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa, en febrero del 2013, he tenido la oportunidad de elaborar varios artículos en el espacio editorial de Enlace Judío sobre la personalidad y filosofía de este extraordinario sacerdote jesuita. Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco y, desde sus primeras expresiones, dio cuenta de poseer un gran carisma y congruencia entre lo que dice y hace. El Papa Francisco no sólo es un humanista que irradia bondad, también es un hábil líder de una Iglesia que integra a más de 1,200 millones de personas.

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El Papa Francisco comenzó una cruzada sin parangón para modernizar a una institución arraigada en rituales obsoletos, y una jerarquía eclesiástica envuelta en escándalos de corrupción. El Papa Francisco ha enfrentado a un poder político interno al cual le será difícil vencer, sobre todo si se considera que después de tres años de encabezar a la Iglesia Católica, a los 79 años, su salud, de alguna forma, está debilitada. Necesitaría más tiempo para vencer a sus detractores.

Inspirado en la sencillez de su espíritu jesuita el Papa “ha decidido hacerse humano y vulnerable, empatizar con la sociedad, despojarse del boato y de las connotaciones sobrenaturales”. Sus opiniones sobre la sexualidad y el aborto han causado escándalo en el mundo cristiano. En junio del 2013 se cuestionó ¿quién soy yo para juzgar a los gays?, y dos años después decidió otorgar a todos los sacerdotes del mundo la facultad para absolver el pecado del aborto durante el Jubileo de la Misericordia. El Papa Francisco ha sido un promotor del diálogo interreligioso; previo a su visita a México, realizó un escala técnica en Cuba en donde tuvo un encuentro con Kirill, patriarca de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa Rusa, el primero en mil años, tras la separación del Imperio Bizantino del Sacro Imperio Romano, por diferencias políticas y religiosas y la competencia por el liderazgo sobre la cristiandad. La Iglesia Ortodoxa Católica, es la más numerosa iglesia cristiana, después de la Católica; cuenta con 300 millones de feligreses en el mundo, especialmente en Europa Oriental y en el Medio Oriente, donde están siendo masacrados los cristianos por radicales fundamentalistas.

Desde el inicio de su nombramiento como Papa, Francisco ha llevado un intenso diálogo con sus “hermanos mayores”, los judíos. En enero del 2016 visitó la Gran Sinagoga de Roma (Templo Maggiore di Roma), el tercer Papa en visitarla; (Juan Pablo II fue el primer Papa); allí mencionó que en su natal Buenos Aires solía ir a las sinagogas “para encontrarme con las comunidades allí reunidas y seguir de cerca las fiestas y conmemoraciones judías”. Su presencia en la Gran Sinagoga de Roma tiene un gran simbolismo, la existencia de la comunidad judía en Roma se remonta al segundo siglo A.C. En el presente la Sinagoga no sólo se utiliza como casa de culto, también como Centro Cultural y Organizacional de la comunidad judía de Roma y alberga tanto las oficinas del Rabino Jefe de Roma, como el Museo Judío de esa ciudad. La Sinagoga fue diseñada por Vincenzo Costa y Osvaldo Armanni, se construyó entre 1901 y 1904 en la rivera del Río Tiber, mirando hacia el antiguo Gueto de Roma. Su estilo arquitectónico es ecléctico, tendencia artística que mezcla diferentes estilos y épocas de la historia del arte y la arquitectura, que se manifestó entre 1860 y finales de los años veinte. Tuve la oportunidad de visitarla con mi esposa y mis dos hijos menores al inicio de los noventa del siglo pasado; la impresión que tuvimos de la Sinagoga fue grande, desde entonces la he tenido presente en mis recuerdos.

El Papa Francisco ha criticado de manera vehemente a los negadores del Holocausto: “el pasado debe servir de lección para el presente y futuro”. En junio del 2015 denunció a las grandes potencias del mundo por no actuar cuando había inteligencia que señalaba que judíos, cristianos y homosexuales, entre otros, estaban siendo transportados a campos de exterminio en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Igualmente, en octubre del año pasado remarcó al Presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Lauder, y a su delegación en el 50 aniversario de la Nostra Etate, la declaración que llevó a una mejoría en las relaciones entre judíos y católicos, su apoyo a la legitimidad del Estado de Israel; en esa ocasión dijo: puede haber muchos desacuerdos entre el gobierno y los políticos, empero, el Estado de Israel tiene derecho a existir en seguridad.

En relación a la visita del Papa Francisco a México, esta tiene un carácter de Jefe de Estado y una misión pastoral enmarcada en el jubileo de la Misericordia. Uno de sus objetivos fundamentales es reactivar “la lánguidamente fe Romana” en México, en donde el 83.0% de la población se declara hoy día católica frente a 95.0% en 1970, tendencia que deriva en gran medida del imparable avance de las iglesias evangélicas y pentecostales. El clero católico mexicano tiene que ver mucho en este proceso, de aquí que el Papa en su homilía en la Basílica de Guadalupe les hablara “duro” a los obispos para que abandonen el aislamiento en que viven sus fieles, ocupados en la comodidad de su privilegios y en sus intereses personales y en las disputas existentes entre ellos, que sean “hombres”, dialoguen y dejen los “chismes”.

El pueblo de México se desbordó ante el Papa, que ha puesto en su bondad y  ternura una inmensa esperanza. Con la sencillez de su lenguaje, empero, sin tapujos, habla de los problemas de violencia que vive México, no en vano visitó los sitios más conflictivos del país, Ecatepec, Chiapas, Michoacán y Ciudad Juárez.

Destaca que en la reflexión que dirigió a más de 300 mil personas presentes en la Misa en Ecatepec, en donde alentó a los mexicanos a hacer del país una “tierra de oportunidades”, invitó a todos a “estar en primera línea, en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra, una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar, donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”, que México sea “una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.

Su mensaje ha sido más claro que el agua, el gobierno mexicano, la delincuencia organizada, y los poderes facticos del país tienen que prestar atención a lo dicho por el Papa Francisco. Ojalá sea así y no se duerman en el sueño de los justos. México no se merece vivir en un clima de violencia y pobreza.