A veces se nos olvida que como seres humanos somos débiles, que nuestra razón es limitada y muchas de nuestras deducciones y pensamientos elaborados se fundamentan en suposiciones que jamás van a ser comprobadas. La única coherencia y sinceridad posible es reconocer que no sabemos, que nos basamos en un set de creencias y que las grandes interrogantes humanas jamás serán resueltas.

El hombre nació en este espacio temporal y sólo puede tener certeza de lo que sucede en este espacio temporal. La creación del mundo, el desarrollo del hombre y el futuro quedarán siempre en el misterio. Incluso las grandes teorías científicas que intentan explicarlo jamás serán leyes, porque no se puede comprobar materialmente lo que sucedió hace miles de millones de años; se puede deducir, se puede imaginar, pero no se puede comprobar. Y esa es la eterna lucha entre la ciencia y la religión, ni una de las dos son al cien por ciento comprobables. La verdad absoluta sólo puede ser revelada, no conocida.

La Torá entera empieza con la palabra Bereshit (por el principio), y prosigue a describir la creación del mundo. De varias formas la Torá nos habla de que sólo podemos conocer el mundo que nos fue dado y sólo en este espacio tiempo. El siguiente midrash nos habla de ello en una forma metafórica.

Los inicios del mundo. Sefer Ha Aggadah.

¿Por qué el mundo fue creado con la letra bet (1)?: Porque así como la bet está cerrada de tres lados y abierta únicamente en el frente, el hombre tampoco puede conocer lo que está por arriba (los cielos) y lo que está por abajo (el fondo), lo que sucedió antes (los seis días de la creación) y lo que sucederá en el futuro (el mundo venidero). Únicamente puede conocer el mundo desde el momento en que ya había sido creado. Su conocimiento se limita al mundo en que vivimos.

Notas:
(1) La forma de la bet es justo como el midrash la describe cerrada por arriba, abajo y un lado, se podría comparar con una “c” cuadrada.