La pregunta de ¿quién creo a la materia?, si ¿había una materia preexistente a este mundo?, o si la materia empezó a existir únicamente a partir del momento en que este mundo fue creado existe desde tiempos inmemoriales. Marca la diferencia entre creer en un dios que formó todo lo que conocemos y por ende toda la materia depende de él, o creer en un dios con poderes limitados, capaz de dar orden a los elementos pero no crearlos. La primera invita al involucramiento con la divinidad, la segunda a la aceptación del azar. Dos posturas que se verán obligadas a dialogar a lo largo de los siglos. El siguiente midrash nos habla de esto.

Sefer Ha-Agadá. La creación de la materia

Un filósofo pagano discutía con rabí Gamaliel: “Tú dios es sin duda un gran artista, pero tenía grandes herramientas en sus manos que le ayudaron.” ¿Cuáles son esas?” preguntó rabí Gamaliel. El filósofo contestó, “tohu, bohu, oscuridad, agua y viento.(1)” Rabí Gamaliel exclamó “¡que el aliento de un hombre como tú sea desechado! El término “creación” es usado en las Escrituras para todos ellos; D-os mismo los creó

“tohu y bohu: ‘Yo hago la paz (la perfección) y creo el mal (falta de perfección)’ (Isaías 45:7); oscuridad ‘Yo creo la luz y creo la oscuridad’ (Isaías 45:7); agua: ‘Alábenlo ustedes los cielos y alábenlo ustedes las aguas. ¿Por qué las aguas muestran su alabanza? Porque Él habló y ellas fueron creadas (Salmo 148:4 – 5)’; viento: ‘Mira a Aquel que formó las montañas y creó el viento’ (Amos 4:13); profundidades: ‘Cuando no existían las profundidades Yo las cree’ (Proverbios 8:24)”

Nota:
(1) tohú y bohú: Éstas son las primeras palabras que dice la Torá con referencia a cómo fue creado este mundo. Significan distintos grados de oscuridad.

Fuente: Sefer Ha-Agadá