Enlace Judío México – Janucá es una de las festividades más dulces del año. No porque la época en la que cae sea dulce, ya que cae en medio del invierno cuando frío cala los huesos y las noches oscuras se hacen presente; ni porque se refiera a un pasado dulce, ya que habla del Exilio griego. Sino en efecto es dulce porque comemos una cantidad de postres impresionantes. Desde monedas de chocolate, donas rellenas, compota de manzana, frutas envueltas en masa de hojaldre y buñuelos, Janucá se convierte en una de las fiestas más dulces del año. A continuación mostramos los postres más tradicionales de la fiesta. Esperamos los disfruten.

Sufganiot o Ponchkes

Éste es el platillo de Janucá más conocido de mundo judío. Se come en todas partes, desde Francia, Argentina hasta en Asia y Yemén. Consiste en unas bolas de masa muy suave, parecidas a las de una dona, rellenas de mermelada o cualquier otra sustancia dulce. Surgieron en Europa del Este alrededor del siglo XV y se hicieron muy populares entre poblaciones judías.

Con el tiempo adoptaron su nombre en Idish ponchkes y con él se fueron difundiendo por todo el mundo. Se hacían de forma individual cada familia en su casa, a su manera. Sin embargo, no fue hasta entrado el siglo XX, en Israel, que tuvieron un boom industrial. La tecnología ya había crecido lo suficiente para que panaderos sofisticados pudieran producir estos dulces en serie. Su consumo fue promovido por distintos grupos, hubo una producción desmedida del dulce y rápidamente se introdujo en el mercado. Tanto fue su éxito que empezó a ser conocido como el dulce principal de Janucá y hasta la fecha tiene esa fama.

Se cree que su nombre en hebreo sufganiá (singular), sufganiot (plural), proviene de griego sfenj (esponjoso). Son fritas porque a través de la comida frita recordamos el aceite que fue prendido en el Gran Templo y usamos en Janucá.

Ruguelaj dulce

El “ruguelaj” es un dulce típico asquenacita que surgió a inicios del siglo XVII. Es un postre muy parecido al cuerno francé. Tiene una textura suave, similar a la de un pan dulce, es pequeño y se hace con varias capas de sabores. Su nombre está en idish ya que proviene de Europa del Este, “rog” en polaco quiere decir “cuerno” mientras que la terminación “gaele” o “laj” es propia del idish para terminar sustantivos. Es muy popular en Estados Unidos y se ha difundido bastante bien en Israel. El relleno no se concentra en el centro del pan sino se distribuye en capas junto con la masa. Puede ser de cualquier cosa, lo más común es de mermelada o semillas de amapola. En Janucá especialmente suelen cocinarse con un poco de queso crema que se incluye en la masa, mermelada, pasas y nueces o Nutella.

El queso se usa especialmente en esta festividad. En Janucá se acostumbra comer lácteos en recuerdo a la historia de Judith, quien mató al general griego que quería ultrajarla sirviéndole quesos pesados.

Babka

La babka es un panque dulce muy denso y compacto. Está hecho en capas dispersas de chocolate o canela que se mezclan con la masa y crean ondulaciones al trenzarse. Surge en Ucrania y Rusia, su nombre mismo babka es la palabra que se usa para decir “abuelita” en esta zona.

En Shabat, las abuelas solían guardar los restos de jala que habían sobrado durante el día santo, las mezclaban con nueces o frutas y las volvían a hornear en moldes. Así es que nació la babka. Sin embargo, no fue hasta que los judíos asquenacitas llegaron a Nueva York que se le agregó chocolate en la mezcla y empezó a surgir en la forma que hoy la conocemos. Hoy ya no se cocina con los restos de Shabat, ahora el panque se prepara con masa especial. Para cocinarlo se hacen capas de masa y chocolate, que luego se tuercen, se trenzan o se revuelven de alguna forma para crear ondulaciones.

Gelt de chocolate

Una tradición de Janucá es dar dinero en monedas a los niños. A esta práctica se le llama gelt, tiene dos significados principales. El primero es el potencial que el dinero representa, la posibilidad de cambio, de comercio que es tan importante en la cultura judía. El segundo es que nos recuerda el fragmento donde se habla de las luces de Janucá. Aquí el Talmud aclara que las luces de Janucá son espirituales y no pueden ser usadas para ningún otro motivo que no sea el cumplimiento de la mitzvá. Específicamente pone como ejemplo que las luces no pueden ser usadas para contar dinero. De tal forma que el dinero también nos recuerda la mitzvá.

Si en un inicio se daban monedas reales, lo que hoy se acostumbra hacer con los niños es dar monedas falsas. Mucha gente hoy hace sus propias monedas de chocolate para dar a sus hijos o las compra.