Enlace Judío México.- Estados Unidos usa por primera vez su influencia para forzar reformas presupuestarias.

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

Aquí hay algo más milagroso que el Congreso gastando menos dinero—las Naciones Unidas haciéndolo. Sin embargo eso es lo que sucedió a fines del 2017 cuando la Asamblea General de 193 naciones acordó un recorte del gasto del 5% en su nuevo presupuesto bienal después del codazo estadounidense.

La Asamblea General acordó por consenso achicar el presupuesto de la O.N.U. en u$s286 millones, a u$s5.4 mil millones, 5% debajo del presupuesto previo. La O.N.U. ahorrará unos u$s50 millones cortando la contratación y gastos generales, y otros u$s18 millones de recortar el Departamento de Gerencia de la O.N.U., más conocido como recursos humanos. El presupuesto de las operaciones de mantenimiento de paz de la O.N.U., el cual fue negociado en forma separada anteriormente en el 2017, fue reducido en u$s593 millones a u$s7.3 mil millones, un recorte del 7.5%.

La Asamblea General también acordó reformas de gasto, incluidas restricciones sobre proyectos de construcción y una auditoría del fondo de pensiones de u$s60 mil millones del personal de la O.N.U. Comenzando en el año 2020, la O.N.U. cambiará a presupuestar anualmente, lo cual el portavoz del Secretario General, Stéphane Dujarric, llamó “uno de los cambios más significativos en el planeamiento del programa y proceso de presupuestar de la Organización desde la década de 1970,” lo que dice mucho sobre los sistemas contables de la O.N.U.

Estas reducciones, difícilmente draconianas, no incluyen recortes a los ascensoristas de la O.N.U., quienes cuestan unos u$s300,000 por año, o recortan el presupuesto de los jueces y esposas de la Corte Internacional de Justicia, quienes viajan en primera clase. Los miembros de la Comisión para Programa y Coordinación, un grupo de planeamiento estratégico para burócratas, celebra una reunión de cinco semanas cada año en la Ciudad de Nueva York, en lugar de reunirse en un lugar más barato o vía teleconferencia.

El Secretario General, António Guterres, ha apoyado las reformas. Pero nada de esto habría sucedido sin la presión de Estados Unidos. El Presidente Trump desafió a la inflada burocracia y el “mal manejo” de la O.N.U. en septiembre, por su parte, la embajadora estadounidense ante la O.N.U., Nikki Haley, ha impulsado el caso. Estados Unidos tiene influencia en la O.N.U. debido a que proporciona el 22% de su presupuesto, pero denle el crédito a la Administración Trump por usarla finalmente.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

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