Enlace Judío México e Israel.- Al cumplirse 27 años del atentado a la Embajada de Israel son muchas las lecciones que el tiempo nos ha otorgado para reflexionar sobre dónde se encuentran la Argentina y la comunidad internacional para enfrentar el fenómeno del terrorismo.

AGUSTÍN ROMERO

En primer lugar, debemos entender que esta amenaza transnacional y global no distingue fronteras ni exonera a territorios “neutrales” de sus acciones devastadoras. Por tal motivo, el terrorismo es un asunto que necesita de la coordinación y cooperación entre los Estados y entre ellos y los organismos internacionales para combatir, perseguir y castigar a los responsables de este fenómeno creciente.

En relación con ello vemos que a pesar de que los países proclaman la cooperación jurídica-política-policial entre nacionales con el fin de perseguir a los terroristas y evitar sus acciones devastadoras, hay muchas falencias y deficiencias en los mecanismos de colaboración transnacional.

El trabajo aislado de cada país no contribuye a disminuir el impacto del efecto del terrorismo. Son las distintas regiones las que deben en forma mancomunada elaborar pautas de trabajo para toda una zona geográfica. Trasladar a las Fuerzas Armadas a las fronteras no disminuirá las posibilidades de que haya otro ataque terrorista en nuestro país.

Hoy más que nunca se pone en evidencia que alcanzar una definición sobre terrorismo a nivel mundial es imposible.

Hay que trabajar en consensos regionales y con las naciones que configuren las mismas acciones como ilícitos. Las organizaciones y los miembros de Hezbolá y Hamás deben ser consideras como terroristas. El Gobierno tiene elementos jurídicos y políticos a su disposición para hacerlo. Solo falta la decisión.

Si se avanza en este punto ello ayudará a cortar la forma en que el terrorismo se financia. En efecto, ya no son solamente los Estados los que sponsorean a los grupos terroristas sino que hay vitales ingresos de actores privados proveniente de actividades lícitas e ilegales y asociaciones estratégicas entre organizaciones terroristas con redes del crimen organizado en distintas manifestaciones, como por ejemplo, con grupos criminales como por ejemplo los Comando Vermelho y Primeiro Comando da Capital del Brasil pero con amplias ramificaciones en Argentina.

Finalmente, el reciente fallo de la Justicia argentina en el cual se sentenció a los responsables de encubrir la “pista siria” en el atentado a la AMIA no hace más que robustecer la hipótesis de que Irán también estuvo detrás del atentado contra la embajada de Israel.

En definitiva, hace años la Corte Suprema atribuyó el ataque suicida contra la Embajada de Israel a la Yihad Islámica (uno de los brazos armados Hezbolá y liderados por Teherán) y ahora, se confirma que funcionarios argentinos corruptos no quisieron investigar a una persona emparentada directamente a Teherán.

Nuestro país necesita una agenda seria y consensuada de largo plazo en el tema de terrorismo, como por ejemplo el juicio en ausencia, la elaboración de listas de organizaciones terroristas, acciones conjuntas en Mercosur y en el Comité de Lucha contra el Terrorismo de la OEA, entre otras medidas. Sería pertinente que frente a las próximas elecciones presidenciales los candidatos expliquen y delineen un plan estudiado de cómo piensan enfrentar el fenómeno del terrorismo internacional y no lo dejen librado al azar o a anuncios oportunistas que siempre aparecen en las vísperas de los aniversarios de la Embajada de Israel o de la AMIA. Este tipo de programas son espasmódicos y solo persiguen cálculos electoralistas.

Frente al próximo 25 aniversario del atentado a la mutual judía y al de la embajada de Israel existe la sensación que este gobierno perdió la oportunidad para mostrar hechos y logros concretos en la lucha contra el terrorismo internacional.

*Agustín Romero es Doctor en Ciencia Política y Profesor universitario.

 

 

Fuente: clarin.com