Enlace Judío – En artículos anteriores hemos hablado sobre ¿qué es kashrut? Y ¿qué significa comer kosher? Hemos tocado temas como la preparación de los utensilios de cocina, la separación entre carne y leche, el sello kosher y la preparación correcta de la carne entre varios temas. Sin embargo, no hemos hablado aún de por qué ciertos productos naturales que no han sido procesados y que no tienen contacto con productos cárnicos o lácteos necesitan ser revisados antes de su consumo. ¿No se supone que los productos naturales son kosher? ¿Por qué una lechuga o un dátil necesitarían revisión? Hablaremos de ello a continuación.

¿Qué buscamos?

La respuesta es muy sencilla; en efecto casi todos los productos naturales que no provienen de animales son kosher por sí mismos, sin embargo, pueden estar contaminados de elementos no kosher. En el caso muy particular de las frutas, verduras y cereales pueden contener insectos y en el caso de productos animales como el huevo pueden contener sangre. Ambos elementos están explícitamente prohibidos por la Torá y la presencia de ellos en los alimentos vuelve al alimento no kosher. Cuando revisamos lechugas, brócolis, frutas o cereales en realidad estamos buscando la presencia de insectos y cuando revisamos huevos buscamos la presencia de sangre.

La halajá es sumamente específica en cómo y cuándo debe hacerse dicha revisión. No es obligatorio revisar todos los vegetales, ni es necesario desecharlos en todo momento si se llegan a encontrar insectos en ellos. Hay veces que simplemente se puede retirar el insecto y veces en que el producto entero debe ser desechado. También hay formas estandarizadas bajo las cuales se deben revisar los productos, de tal forma que si llegase a haber un insecto que no fue visto, éste se consideraría como no visible al ojo humano y el alimento seguiría siendo considerado kosher.

El principio es básicamente el siguiente: Todo alimento que pudiera llegar a tener insectos debe ser revisado, esto implica que la probabilidad de tener insectos sea mayor al 10%. Si se sabe en la región de un alimento que generalmente está infestado de insectos y dicha infestación es conocida popularmente queda totalmente prohibido el consumo de dicho alimento. Especialmente si son alimentos imposibles de revisar, o que se necesita de lentes especiales para hacerlo como el brócoli o la coliflor, que al tener tantos tallos pequeños y hojas diminutas ricas en nutrientes suelen atraer numerosos insectos. Por otro lado, los alimentos que tienen un porcentaje mínimo a tener insectos no necesitan ser revisados. Los vegetales con certificado kosher suelen ser vegetales especialmente cultivados con tecnología moderna que reducen a 1/1000 la posibilidad de que las cosechas tengan insectos. El resto de las frutas y verduras que no fueron cosechadas de esta forma deben ser revisadas. En siguientes artículos hablaremos sobre la forma correcta de revisión.

En cuanto harinas y cereales hay poskim (legalistas) que opinan que deben ser revisados y otros que opinan que no. Realmente depende del lugar en que hayan sido procesados. En principio se suelen revisar todos los alimentos que pudieron llegar a tener contacto con insectos estando todavía adheridos a la planta o al suelo. Usualmente no se suelen revisar alimentos que se contaminan de insectos después de haber sido procesados o cosechados. En teoría la harina no tendría por qué ser revisada puesto que es un producto que no tiene contacto con insectos durante su procesamiento. Sin embargo, hay muchas regiones donde los insectos suelen infestar la harina y por eso hay discusión entre cual es la halajá correcta. Hay quienes afirman que la harina debe ser revisada siempre a menos que uno tenga la certeza absoluta que el producto fue conservado correctamente y no entró en contacto con ningún insecto y hay quienes opinan que sólo debe ser revisada en caso de que tenga signos de infestación. En cualquiera de los casos la forma en que se revisa es la misma, se usa un colador suficientemente fino, a través del cual los insectos ni sus huevos puedan pasar y se cierne la harina. La harina cernida se considera completamente kosher.

Un método parecido se usa para revisar cereales sólo que en este caso se usa un colador con hoyos suficientemente grandes para que los granos no pasen y los insectos sí. En este caso particular el principio usado es el opuesto al de la harina. Si se encuentran insectos al colar el cereal, se considera que ese cereal está infestado y su revisión se vuelve imposible por lo cual no se puede comer.

Por otro lado la sangre que existe dentro de los huevos no es kosher sólo si es la sangre de un embrión ya formado. La sangre de la gallina que a veces se cuela dentro del huevo, aunque no se debe consumir, no vuelve a todo el huevo taref (no kosher). Cuando uno observa manchas marrones o rojas en sus huevos depende mucho de dónde esté localizada esa mancha para saber si el huevo puede ser consumido o no. Si el huevo es marrón y la mancha se encuentra sobre la clara lo más probable es que la mancha en realidad sea una mancha de proteína y no de sangre, por lo cual aunque es preferible retirarla, en caso de no ser posible el huevo puede comerse tranquilamente. En cambio si la mancha se encuentra al interior de la yema, es muy probable que sea la sangre de un embrión formado, por lo cual el huevo entero no es kosher y debe ser desechado por completo.