Enlace Judío México e Israel – El presidente de Israel, Reuven Rivlin dijo el lunes que la autoridad judicial de Israel es la “piedra angular de la democracia”, en comentarios vistos como una crítica implícita a los informes de un esfuerzo legislativo para degradar la independencia de los tribunales.

Se dice que el primer ministro Benjamín Netanyahu y sus aliados están explorando la posibilidad de aprobar una ley que permita a la Knéset anular las decisiones de la Corte Suprema con una mayoría simple.

“Las autoridades legislativas, ejecutivas y judiciales del gobierno son las piedras angulares, los cimientos de la democracia israelí”, señaló Rivlin.

“Es nuestro deber, el deber de todos aquellos que desean el bien del Estado de Israel, respetar las leyes del Estado y el poder de las autoridades. Esta obligación se mide tanto en hechos como en palabras, que deben elegirse con cuidado y con seriedad, a partir de un compromiso para salvaguardar los cimientos de nuestro hogar nacional”.

Rivlin hizo los comentarios en un evento celebrado en la Residencia del Presidente en Jerusalén para conmemorar a los presidentes y primeros ministros israelíes que han fallecido.

Después de Rivlin, Netanyahu dijo a los dignatarios reunidos, entre ellos jueces de la Corte Suprema: “Comparto su llamamiento, señor Presidente, sobre la importancia y la centralidad de la ley en nuestra vida nacional y nuestra democracia y, por supuesto, las decisiones de la corte se aplican a todos nosotros”.

“El equilibrio entre las autoridades es la base de una democracia moderna. No me olvido de la importancia o del papel de la corte, ni por un momento”, agregó.

Rivlin intervino desde la audiencia: “Usted sabe lo que mi maestro [el exprimer ministro] Menachem Begin solía decir: “incluso lo obvio debe decirse en voz alta”.

“Tiene razón”, respondió Netanyahu.

Los comentarios de Rivlin se produjeron un día después de que el primer ministro afirmara que la condena de su esposa es parte de una “cacería de brujas” de fiscales y jueces.

Sara Netanyahu, esposa del primer ministro Benjamín Netanyahu, llega a la Corte de Magistrados de Jerusalén el 16 de junio de 2019. (Foto:Debbie Hill / AFP)

Sara Netanyahu admitió ayer el uso indebido de fondos públicos en comidas preparadas, principalmente para el consumo privado de la familia, entre 2010 y 2013, una práctica no permitida por la ley cuando hay un cocinero de tiempo completo en la Residencia del Primer Ministro, como en estos casos.

Bajo los términos del acuerdo de culpabilidad alcanzado la semana pasada, la Sra. Netanyahu admitió que explotó intencionalmente el error de otra persona al ordenar servicios de catering a la Residencia del Primer Ministro con un costo de 175 mil shekels (aproximadamente 50 mil dólares).

El acuerdo establece que Netanyahu pagará a la tesorería 45 mil shekels (aproximadamente 12 mil dólares) más una multa de 10 mil shekels, y la exime del cargo original de fraude y abuso de confianza.

“Hoy, la loca cacería de brujas de cuatro años por comidas preparadas ha llegado a su fin, una cacería de brujas que le costó al contribuyente millones de shekels”, dijo el primer ministro tras la condena. Todos ustedes saben que si no fuese mi esposa, no se habría iniciado una investigación, y nadie hubiera soñado con una acusación”.

En su declaración del domingo, Netanyahu dijo que “respetaba a la corte” que condenó a su esposa por “explotar el error de otra persona”, y no por “engaño intencional”, un cargo más serio e insistió que ella es inocente.

Los comentarios de Netanyahu provocaron una muy rara reprimenda pública de los fiscales, quienes dijeron en una declaración no oficial a la prensa: “Hoy, la Sra. Netanyahu compareció ante la corte y admitió haber cometido un delito que incluía engañar al Estado para que le entregara 175 mil shekels. Fue condenada por la ley. Inmediatamente después, el primer ministro niega estos hechos y afirma que su esposa fue objeto de una “cacería de brujas locas”.

“El primer ministro ignoró el hecho de que ella admitió explícitamente haber engañado [a los funcionarios]”.

La semana pasada, el nuevo ministro de Justicia, Amir Ohana de Likud, dijo en una entrevista al Canal 12 que no siempre era apropiado respetar los fallos de la Corte Suprema, alegando que en 2004, el tribunal no había permitido que el ejército destruyera varios edificios de palestinos a lo largo de la Ruta de Kissufim en la Franja de Gaza, desde la cual terroristas más tarde dispararon y mataron a Tali Hatuel, una mujer israelí embarazada y sus cuatro hijas.

Las afirmaciones de Ohana fueron disputadas por los medios israelíes, que señalaron que el Estado no persiguió activamente la demolición y que las audiencias finalizaron sin que el tribunal dictara tal fallo.

Al preguntarle si en ciertas situaciones las decisiones de la Corte Suprema deberían ignorarse, Ohana respondió que “la consideración final debe ser preservar la vida de los ciudadanos, sí”.

En respuesta, la jueza de la Corte Suprema, Esther Hayut, acusó a Ohana de llevar al país a la “anarquía”. Netanyahu también dijo que todos los israelíes tienen la obligación de obedecer los veredictos de los tribunales. “Las decisiones judiciales son vinculantes para todos”, escribió en Twitter.

Más tarde Ohana aclaró que respetará los fallos de la Corte Suprema.

El recién nombrado ministro de Justicia Amir Ohana durante su juramento en la Knéset, el 12 de junio de 2019. (Yonatan Sindel / Flash90)

Ohana, quien la semana pasada asumió la cartera de justicia hasta las elecciones de septiembre, ha expresado sus críticas a los tribunales.

En su discurso inaugural como ministro declaró que el sistema judicial israelí es “el menos democrático” de las tres ramas del gobierno y prometió hacer cambios que conducirían a un poder judicial más equilibrado.

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