Enlace Judío México – “He venido a pararme frente a Ti en nombre de Tu pueblo Israel, quién me ha nombrado su mensajero; aunque no sea digno de la tarea. Por eso te pido D-os de Abraham … que por favor me ayudes a triunfar en la misión que he aceptado… No los hagas responsables de mis pecados ni los condenes por mis errores…” Son algunas de las frases con las cuales comienza el servicio de Musaf en Yom Kipur. En ellas se encuentra la raíz y el sentido de lo que implica ser un cantor o “jazan” de una sinagoga. Es aquel que canta y pide a D-os por toda la congregación; también es el que dirige los rezos y el que marca el ritmo de la ceremonia. Su labor en cada rito es esencial y sin él no se puede realizar. A continuación hablaremos un poco de lo que implica ser jazán y las tareas que realiza en los servicios.

La labor del jazán ¿Por qué rezamos en comunidad?

Si alguna vez has atendido a un rito religioso ya sea judío o no, notarás que hay varios elementos comunes entre distintas tradiciones que se repiten. Lo primero, es que por lo general la ceremonia suele ser comunal guiada por uno o más individuos que indican los rezos, movimientos y repeticiones que deben realizarse. Lo segundo, es que generalmente funcionan con fórmulas o rezos establecidos desde antes, que se repiten cada vez que es momento de realizar el rito nuevamente. Esto es así porque los ritos son espacios a través de los cuales la comunidad expresa y recuerda su voluntad como comunidad y cada individuo tiene la oportunidad de sumarse y agregar a aquello tan anhelado y tan valorado por la misma. Cada rito es un balance entre lo que se logra en grupo y lo que se busca individualmente. Nunca es totalmente ni uno, ni lo otro sino ambos en su mejor expresión posible. Ese tema es profundísimo y se puede explicar con mayor claridad si exploramos la naturaleza del rezo.

Uno puede rezar solo si quiere y D-os aún así lo escucha, uno puede incluso buscar a D-os sin las palabras y D-os puede saber los deseos de su corazón y concederlos. Entonces ¿por qué rezamos con palabras y por qué rezamos en conjunto? Porque la fortaleza de un grupo unido bajo los mismos deseos, bajo los mismos valores es mucho más fuerte que la de un sólo hombre. Sin embargo, esto es así sólo cuando hay honestidad de parte de cada uno de los integrantes del grupo. Ocurre únicamente cuando esos deseos surgen del individuo y se comparten en el grupo y no cuando es al revés; cuando el individuo es ajeno a ellos y le son impuestos por el grupo. En ese caso los rezos son vacíos, ya que no hay una unión real, ni siquiera una voluntad, no tienen la menor fuerza y cualquier rezo sincero es más fuerte que ellos; ya que el rezo comunal implica la suma de todas las voluntades individuales, en unión, si no hay voluntad, no hay fuerza.

Como vemos en los rezos de Yom Kipur citados algunos párrafos arriba, dentro de los ritos judíos, el cantor, quien es el que dirige los cantos, representa con su voz la unión de la congregación. Por eso antes de empezar pide a D-os que sus faltas no sean reflejadas sobre el pueblo y que por sus errores las voces del pueblo no dejen de ser escuchadas. Se convierte en un vehículo a través del cual los demás se conectan con D-os. Además cumple una función muy básica y práctica: es la guía de los rezos, a través de él quien conoce los rezos puede seguirlos e identificar el orden y momento en que se encuentran, y quien no los conoce, no sabe leer o no sabe rezar respondiendo amén a los rezos del cantor y repitiendo las frases que el dice en el momento adecuado se incluye dentro del rezo; se considera como si el mismo estuviera rezando.

Preparación del jazán

Ahora ¿Cómo guía el rezo el jazán? y ¿cómo se prepara para hacerlo? Depende de la tradición y el grupo al que pertenezca; cada uno tiene su propia forma. Algunos hacen todos los rezos cantados y toda la congregación participa de los cantos; otras rezan en silencio y sólo el jazán repite en voz alta, y otras mezclan cantos con recitaciones. Sin embargo, en todos los casos los rezos se componen de momentos muy variados.

La gran mayoría del tiempo la congregación repite en voz baja lo que el jazán canta en alto. Sin embargo, todo depende de la naturaleza del texto que se esté recitando en ese momento. Hay bendiciones que fueron escritas para que la congregación conteste “amén”, como es el caso de las Bendiciones de la Mañana y las Bendiciones de la Torá cuya estructura obliga a los participantes a participar de esa forma. También existen los rezos como la Amidá en los que se da un tiempo para que cada quien la diga silenciosamente, con la mayor concentración posible y una vez pasado el tiempo, en el que el jazán mismo también la dijo, se repiten en voz alta por el jazán. Existen rezos que son siempre cantados como Kabalat Shabat, el recibimiento del Shabat, que si se hace antes del inicio de Shabat se puede incluso hacer con instrumetos; rezos como Kadish que sólo ciertos miembros de la congregación pueden estar presentes cuando se dice y rezos incluso que no son dichos por el jazán sino por otro grupo como las Bendiciones de los Sacerdotes que sólo un cohén lo puede decir frente a la comunidad.

Al final del jazán depende que el rezo fluya, sea melódico y se genere esa armonía de voces tan diversas que el judaísmo abraza. Él puede incluir canciones, acelerar o disminuir el ritmo dependiendo de cómo escuche la participación de la comunidad en el rito. Por eso su participación es esencial y requiere de varios años de estudio para poder realizar una labor decente.