Nota biográfica in memoriam de una gran librera  y dinamizadora cultural en una ciudad marcada por lo literario: Tánger


ENLACE JUDÍO MÉXICO  E ISRAEL: Tánger, ciudad azul en la costa marroquí del Estrecho de Gibraltar, fue un gran epicentro de literatura rabínica desde que en el S XV se asentaron en ella muchos sabios sefardíes. En el S XIX, después de ser visitada por  Delacroix, o  después de la gran narración  de D. Benito Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales, las cosas iban a cambiar: se convertiría paulatinamente en una ciudad literaria en la que ya el epicentro no era centrípeto, cerrado, teológico y judío, sino todo lo contrario: centrífugo, abierto, cosmopolita y profano; incluso demasiado profano para el gusto de muchos.

Gertrude Stein, escritora judía y estadounidense radicada en París,  gran coleccionista de arte, conoció por las obras de Delacroix y sus seguidores  la existencia de Tánger. La visitó con su amiga Alice Toklas a principios del S XX. Años más tarde, en 1931,  cuando en París conoció al escritor norteamericano Paul Bowles, se la recomendó. Bowles, que en 1938 se casó con otra escritora judía, Jane Auer, acabaría haciendo de Tánger su lugar de residencia, actuando como cicerone de toda la Generación Airada: Tenesse Williams, Borroughs, Capote, Visconti, Gingsberg, Kerouac, Vidal, Barnes, por sólo nombrar a los más famosos. Y con ellos, Churchill, los Rolling Stones, pero con preponderancia de escritores: Goytisolo, Premio Cervantes, o Jean Genet, cuyas andanzas contó un escritor lugareño, M Chukri.

Pero toda esta constelación cultural giraba en torno a un lugar en concreto:

Un día llegaron a Tánger dos hermanas judías, de origen húngaro, pero que vivían en Bruselas: las Gerofi, Isabelle e Yvonne. Regentaban una librería en Bruselas pero Isabelle se casó con un arquitecto, Robert Gerofi, a quien nombraron curador del museo de la Alcazaba en Tánger. Isabelle abrió la librería Des Colonnes, y poco después llegó su cuñada, Yvonne, que era la bibliotecaria de la universidad de Bruselas. Una mañana, una joven judía llamada Raquel Muyal decidió ir a la playa; al pasar por delante de la librería las Gerofi le pidieron ayuda para mover unas cajas de libros. Y se quedó 25 años, moviendo la cultura tangerina.

Rajel trabajaba para la RCA, y le propusieron pasar a trabajar en Madrid, pero ella nunca quiso abandonar Tánger; así que como las Gerofi, ya mayores, necesitaban ayuda, acabó tomando las riendas de la librería: un gran zoco literario por cuyas paredes transitaban las mejores páginas del S XX, además de que en esas paredes colgaban obras de arte, se hacían debates culturales, etc. Después, en la propia casa de R. Muyal se daba un cocktail.

No fue fácil. Raquel, en la initimidad, admitía que ella era la Juanita de la novela “La vida perra de Juanita Narboni”, de A Vázquez.

Pero ella, incombustible, inquieta e inquietante,  sobrevivió en el 54 del boulevard de Pasteur,  vendiendo libros que la censura franquista no permitía vender en España o enciclopedias sobre cuidados maternales que la mujer marroquí encontró muy interesantes. Otros, con la independencia marroquí y la islamización de Tánger, partieron hacia Canadá, Francia, España, Israel. Ella permaneció al frente del cañón.

En 2003, con la librería a punto de cerrar para siempre, llegó el relevo, Pierre Simon, que con la ayuda financiera de Pierre Bergè, co-fundador de la marca Yves Saint Laurent, hicieron una gran reforma de la tienda. Hoy incluso editan en su propia editorial una revista.

Raquel murió el veintisiete de enero 2020. Z´´L. Una de las últimas cosas que hizo la benjamina de las chicas de oro del casino de Tánger,  fue participar en una película, Tu boca en el cielo: en una carta que una mujer sefardí escribe y deja en el sepulcro de los Reyes Católicos en Granda. La carta manuscrita de Rachel, en la que confiesa a los responsables de la expulsión que los judíos no  guardan rencor, sirve de excusa para hacer un delicioso recorrido histórico por los 500 años de convivencia.

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