Enlace Judío México – De la segunda noche de Pésaj hasta Shavuot empieza lo que se conoce como la cuenta del omer durante este periodo contamos los días que faltan para recibir la Torá y nos preparamos espiritualmente para ello. Además hay una serie de reglas restrictivas en las que se prohíben ciertas actividades como escuchar música, participar en bailes o hacer bodas entre otras. Las razones de esta costumbre varían de comunidad y comúnmente se la ha conocido como el “luto” del omer. Sin embargo no es tal, en este artículo explicaremos el origen halájico de dicha costumbre y las razones por las que se practica. Esperamos les guste.

Las restricciones durante el omer

Una de las cosas que más sorprende durante el omer es que la gente observante de signos de hacer luto, cuando debería ser uno de los momentos más alegres del año; pues estamos preparándonos para la llegada de la Torá. En efecto, esto era así cuando existía el Gran Templo en Jerusalén antes de los exilios. La gente se juntaba en el campo a recoger la cebada y preparaban el sacrifico que sería llevado al templo como una sola ofrenda comunal. Eran tiempo de mucha alegría y felicidad, pero los templos fueron destruidos con el exilio babilónico y más adelante el exilio romano. Y esa época de felicidad se volvió un tiempo en donde uno se limita de mostrar la alegría en la esfera pública.
En el Talmud se narra la historia de cómo los alumnos de rabí Akiva murieron durante esta época por una gran plaga que ocurrió entre ellos porque no sabían darse honor los unos a los otros. Distintas interpretaciones se han dado al respecto de esta alegoría. Por ejemplo, algunos rabinos han dicho que la plaga más bien representa los alumnos que murieron junto con Bar Cojbá en la revuelta y la falta de respeto que se daban los unos a los otros o “el odio gratuito” que se tenían en realidad surgía de disputas políticas.
Sin embargo, queda sin explicar en qué momento se decidió hacer un luto en estos días, ni por qué darle más énfasis a la tragedia ocurrida que a los motivos de celebración. La respuesta es que en realidad lo que hacemos no es un luto como tal. Tan no es un luto que muchas de las restricciones que existen en tiempos de luto, como las tres semanas anteriores al nueve de Av, no existen. Por ejemplo, se permite adornar la casa, dar regalos, usar fragancias bellas, nadar o bañarse por placer y otras cosas que estarían terminantemente prohibidas durante un tiempo de luto. No sólo eso además al iniciar la cuenta del omer bendecimos el tiempo al que nos enfrentamos con la bendición de “shejeyianu” lo cual muestra que no es un tiempo de tragedia en sí mismo. Sin embargo si no es un luto entonces ¿qué es?

¿Luto o no luto? La evolución de la costumbre

Es un minhag (una costumbre con implicaciones halájicas) que nos pide “no incrementar la felicidad en estos días” es decir, no estamos obligados a sentir tristeza, pero no hacemos cosas que nos hagan sentirnos más felices de lo cotidiano o que nos lleven a actos de celebraciones públicas. Durante un luto se nos pide “disminuir la felicidad” es decir frenamos ciertas acciones placenteras cotidianas de forma consciente, para sentir la tristeza que nos embarga; o incrementar ese sentimiento si no lo tenemos. En el omer no se trata de eso simplemente no hacemos cosas fuera de nuestra cotidianidad.
Un minhag es una costumbre que tiene implicaciones halájicas, por ejemplo la prohibición de comer arroz y otros granos que los judíos asquenacitas respetan durante Pésaj. Las comunidades observantes obedecen los minhaguim porque consideran que están sujetos a ellos gracias los votos que su padres hicieron antes de ellos, es así que hay ciertas costumbres que tienen implicaciones halájicas y otras que no. Principalmente depende de la familia a la que uno pertenezca, lo popular que esa costumbre se volvió y la antigüedad que tenga. Hay costumbres que simplemente mueren con la generción que las práctica y en ningún momento se vuelven un minhag con implicaciones halajicas.
En el caso de las restricciones durante el omer se volvió una costumbre tan popular a lo largo del tiempo que todas las comunidades la aceptaron como suya y como tal adquirió carácter halajico. Sin embargo, al no ser una mitzvá (un mandato) impulsada por el Sanhedrín o por los rabinos propiamente, no es tan estricta como otras leyes judías.

¿Cómo empezó?

Como cualquier minhag su origen no es claro. Las primeras referencia que existen hacia dicha costumbre son posteriores a la época talmúdica; aparecen durante los tiempos de las grandes academias, en la época que se conoce como la época de los gueonim (600 – 1038 EC). En ese tiempo hay algunos textos como el Teshuvot HaGaonim y el Sharei Simja que hablan sobre la costumbre de esperarse hasta pasado Shavuot para casarse o realizar celebraciones. Se menciona tanto como una buena costumbre como una prohibición y en ambos casos se hace referencia a “los alumnos de rabí Akiva. ” Sin embargo en todo momento se recuerda como una costumbre de “no incrementar la felicidad” más que como una costumbre de “disminuirla.”
Durante la época de los rishonim (s XI – XVI) dicha costumbre era ya bastante popular entre todas las comunidades y discutida por varios rabinos y legalistas. Las razones que se dan para hacerla no son tanto en torno a la idea de hacer luto o mostrar tristeza por la muerte de los alumnos, sino a la idea de que su muerte representa tiempos de juicio para el pueblo judío y por ende uno debe ser más cuidadoso con su forma de actuar. Las restricciones específicas de dicha costumbre deben impulsarnos a corregir nuestras acciones y malas cualidades, son un recuerdo a la santidad del tiempo que enfrentamos. Esta perspectiva es más acorde al momento de la festividad que incluso la idea de luto, pues justo la cuenta del omer intenta instaurar en nosotros esa misma actitud; el omer es un tiempo en el que nos preparamos para recibir la Torá, contamos progresivamente en vez de regresivamente justo porque cada día de servir para perfeccionarnos y acercarnos nuestro estado más puro. De esa forma la costumbre de las restricciones y la cuenta misma funcionan bajo las mismas premisas.
Cabe destacar también que la época de los rishonim coincide con la época de las cruzadas en las que se hacían persecuciones sangrientas a los judíos y justo entre Pésaj y Shavuot era el momento en que más pogromos había, por eso estas costumbres tomaron un carácter mucho más estricto en las comunidades asquenacitas que en las sefarditas.

¿Cuáles son las restricciones?

Las siguientes son algunas de las restricciones principales con respecto a estas fechas: no escuchar música ni bailar, no casarse y no cortarse el pelo ni rasurarse. Cada una de ellas tiene un motivo y origen halájico distinto y muchas de ellas cambian con respecto a la comunidad a la que uno pertenece. Todas sin embargo se refieren a “no increementar la felicidad” en estos días.

Escuchar música y bailar

La más conocida es la prohibición de escuchar música durante estas semanas. La prohibición tiene distintos orígenes y dependiendo de ese origen que tan estricta será su prohibición. En la Edad Media hubo varios rabinos que prohibieron escuchar música bajo cualquier circunstancia que no implicará la alabanza a D-os. Algunos de ellos prohibían todo tipo de música y otros únicamente la música instrumental. Varios de ellos permitían el uso de música para celebraciones que involucraban realizar una mitzvá (mandato divino) como casarse. Esta prohibición inició como uno de los recuerdos que tenemos presentes de la destrucción del templo. Ahora cabe mencionar que en esos tiempos tener acceso a la música instrumental era sumamente difícil y por lo mismo la concepción cultural de la música en sí misma era otra.
Con el tiempo las prohibiciones sobre escuchar música cambiaron en las comunidades. Algunas de las más estrictas la mantuvieron, y sólo permiten escuchar música en alabanza a D-os, pero muchas de ellas hoy en día lo permiten sin problemas. En cuanto a las épocas específicas del omer las comunidades más estrictas que por lo general prohíben la música, con mayor razón la prohíben durante las épocas del omer. Mientras que las comunidades más abiertas en este punto prohíben únicamente música “que incremente la felicidad” o que te impulse a bailar. Esto es así porque la prohibición inicial partía de las bodas y el baile que había en ellas, lo que se prohíbe es la música que produce ese nivel de exaltación.

Bodas

La costumbre inicialmente empezó con las bodas con el tiempo se fue volviendo una prohibición. Ahora si dos personas deciden casarse en esa época independientemente del minhag, su matrimonio aún así es considerado valido, aunque probablemente no haya rabinos dispuestos a realizarlo, ya que ellos mismos estarían respetando la costumbre. Sin embargo, en ocasiones extraordinarias y de necesidad se puede realizar la boda, rabinos como Ovadia Yosef han remarcado algunos de estos casos. No existe ninguna prohibición sobre comprometerse o hacer una reunión de compromiso durante estas fechas.

Rasurarse

Otra de las costumbres restrictivas de esta época es la de no rasurarse durante dichas fechas. Igualmente el origen no necesariamente está relacionado con un luto, porque uno puede rasurarse si el no hacerlo le produce gran incomodidad o si le va a ocasionar problemas sociales o laborales. El origen es nuevamente que son días de juicio, y es una costumbre tomada de las mitzvot pertenecientes a Jol Hamoed (los días intermedios de fiesta que existen en Pesaj y Sucot). La costumbre surge de que la época existente entre Pesaj y Shavuot se considera una forma de Jol HaMoed. Otra costumbre de este estilo que cayó en desuso, es que las mujeres acostumbraban dejar de trabajar desde el atardecer hasta el día siguiente.

Tiempos distintos

No todas las comunidades empiezan el tiempo de la restricción al mismo tiempo ni la terminan el mismo día. Los asquenacitas suelen empezar la costumbre desde el primer día de la cuenta del omer hasta el tres de sivan interrumpiéndolo únicamente durante Lag Baomer (una festividad que ocurre en el día 33 de la cuenta). Sin embargo, hay quienes interrumpen el tiempo restrictivo con Lag Baomer (esto es así con la mayoría de los sefarditas) y quienes no empiezan hasta el primer o segundo día de Iyar. Todo depende de la comunidad a la que uno pertenezca y las tradiciones de su casa. Aquellos que celebran Yom HaAtzmaut como un día de salvación y hacen rezos especiales en ese día, tienen permitido detener las costumbres restrictivas para celebrar y en ese día al igual que en Lag Baomer pueden escuchar música, rasurarse y hacer todas las cosas que querrían.

Referencias

El tema que se ha tratado en este artículo puede contener puntos controversiales para algunos. Si desea verificar la información que ha sido plasmada puede acudir a los siguientes sitios.
Clase de Rabbi Manning
Torah.org
Jewish Press