Enlace Judío – El ministro de Exteriores entrante, Yair Lapid, canceló su discurso durante la ceremonia de investidura del nuevo gobierno en Israel. En su lugar, optó por reprender a los aliados de Benjamín Netanyahu por sus incesantes interrupciones e insultos durante la intervención del primer ministro entrante Naftali Bennett, informó The Times of Israel.

“Renuncio a mi discurso que tenía previsto para hoy pero estoy aquí para una sola cosa: disculparme ante mi madre”, expresó el líder de Yesh Atid.

“Mi madre tiene 86 años y no le pedimos viajar a Jerusalén fácilmente. Pero lo hicimos porque supuse que ustedes serían capaces de controlarse y actuar a la altura de su cargo, y ella vería una transición de gobierno sin problemas”, dijo Lapid entre incesantes gritos de los legisladores del Likud, Hatzionut Hadatit y los partidos ultraortodoxos.

“Cuando ella nació, no existía el Estado de Israel, Tel Aviv era una pequeña ciudad de 30 mil habitantes y no teníamos parlamento. Quería que estuviera orgullosa del proceso democrático en el país. En lugar de eso, ella, junto con todos los ciudadanos de Israel, se avergüenza de ustedes y recuerda claramente por qué ha llegado el momento de reemplazarlos. Gracias”.

Los siguientes son algunos extractos de su discurso preparado y publicado más tarde por el portavoz del partido Yesh Atid:

“En un país democrático, los gobiernos suben y bajan. Una generación va y otra viene. Ese es el orden natural de las cosas. Esta es una coalición complicada, quizá la más complicada de la historia de Israel, pero la razón de su creación es en realidad sencilla: Es el momento. Es el momento. Incluso es un poco tarde. Este cambio es inevitable porque el tiempo no se detiene. Es hora de cambiar el sistema administrativo, es hora de un cambio de generación”.

“Pero antes de mirar al futuro, tenemos otra tarea: debemos encontrar la manera de perdonarnos unos a otros por el pasado. El odio es una prisión, y el perdón es la salida.

“Miro los últimos años en la vida de este país; las protestas, la ira, las cosas terribles que se han dicho en esta sala. No quiero ser rehén de esos años. En los últimos seis años, he formado parte de la oposición. Gran parte de ese tiempo, me he enojado por la forma en que el gobierno nos ha tratado. La solución no es tratarlos de la misma manera. La solución es comportarse de forma diferente”.

“Quiero decir a la oposición desde esta tribuna: nuestra puerta estará abierta para ustedes. Sabemos que el público que ha votado por ustedes tiene necesidades reales. No estaremos de acuerdo en todo, pero siempre escucharemos”.

“Después de todos los insultos y las advertencias, la verdadera división en la sociedad israelí no es entre izquierda y derecha, sino entre moderados y extremistas. Los que quieren construir y los que quieren destruir”.

“No dejaremos que los extremistas destruyan el Estado de Israel. No dejaremos que el odio nos controle. Los racistas violentos no se vuelven patriotas solo porque se envuelven en una bandera. No definirán por nosotros lo que significa amar a Israel”.

“No somos enemigos. Las opiniones más enérgicas, o las discusiones más acaloradas, no nos harán enemigos. No dejaremos que los extremistas destruyan nuestra capacidad de hablar entre nosotros y de trabajar juntos por el bien del país”.

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