Enlace Judío México e Israel – Uno de los eventos humanos más difíciles de entender es el de la muerte de quienes nos rodean; no sólo porque extrañemos su presencia y amemos el cariño con el que nos rodearon, además nos recuerda que nosotros mismos también somos falibles. Por eso cada cultura a creado su propia forma de honrar y recordar a los muertos. En México existe una tradición que acaba de ocurrir esta semana en donde el 2 de noviembre (el Día de Muertos) cada familia pone una ofrenda en recuerdo a sus muertos, se reúne a comer pan y algunos van a los cementerios. Es muy bonita, las calles y las casas se llenan de una flor naranja llamada cempasúchil, los zaguanes y ventanas se adornan con papel picado de colores. Participe uno en ella o no son épocas que nos invitan a reflexionar en la muerte y nos ayudan a hacer las paces con ella. En el judaísmo existen también tradiciones que nos ayudan a pensar en ese momento fatal, una de las más comunes es visitar las tumbas de los “tzadikim” (hombres santos) para rezar en ellas; es una tradición que existe desde tiempos bíblicos y se sigue practicando hoy en día. Incluso hay fechas particulares en las que se acostumbra visitar una tumba determinada y llegan a haber cientos de miles de personas peregrinando a la ciudad, como es el caso de Meron en Lag Baomer. A continuación hablamos sobre las tumbas más famosas y por qué la gente visita este tipo de lugares.

La tradición de visitar tumbas sagradas

La verdad la primera vez que vi o participe en esta práctica me sorprendió bastante, pues hay varios elementos de la tradición judía que parecería desincentivar la tradición de visitar y rezar en tumbas de hombres santos (tzadikim). Por ejemplo, no podemos buscar contacto con los muertos, ni covocarlos, ni rezarles directamente a ellos, tampoco podemos buscar tener un intermediario entre nosotros y D-os; entonces, para qué visitamos específicamente la tumba de un sabio si no vamos a poder hacer nada de lo anterior. Hay múltiples razones que se dan a ello.

tumbas en cementerioLa primera es lo que la tumba nos recuerda: es el testimonio de la vida, obra y luz que ese sabio trajo al mundo, ver su tumba es una forma de recordarlo e impulsarnos a crecer. Según varias fuentes la tumba además es el recordatorio de nuestra propia mortandad y verla nos impulsa a hacer teshuvá. La segunda razón es que el lugar mismo al ser el sitio donde descansa el tzadik irradia parte de la luz que el hombre sabio dejó.

La tercera es sumamente controvertida: el Talmud nos dice que uno visita estos lugares para pedirle al sabio que recé por nuestro bienestar. Los rabinos discuten a qué se refiere realmente el Talmud, pues la afirmación pareciera romper muchas restricciones con respecto a cómo debemos relacionarnos con los muertos, y con respecto a la naturaleza del rezo.

Hay dos posturas encontradas en la forma de verlo, la primera nos dice que no le rezamos directamente al hombre sabio, sino que pedimos a D-os que por el merito de este sabio se acuerde de nosotros. La segunda nos dice que sí está permitido hablarle al alma del sabio sólo si pedimos que actúe como mensajero con D-os; hay muchos rabinos que rechazan esa conducta.

Finalmente otra de las razones por las que la gente visita las tumbas sagradas es para recordar las enseñanzas y costumbres del sabio, y establecer una continuidad entre las generaciones; mantener su memoria viva.

Algunas de las tumbas más famosas

La cueva de los patriarcas. “Ma’arat HaMachpelah”

A excepción de Raquel todas nuestras matriarcas (Lea, Sara y Rivka) y patriarcas (Jacobo, Isaac y Abraham) fueron sepultados en una cueva que se encuentra en Hebrón, una ciudad 30 kilometros al sur de Jerusalén. Es un recinto muy bello que se construyó sobre lo que era una cueva. En la Torá se menciona varias veces el sitio, pues vemos a Abraham comprar la tierra y más adelante sepultar en ella a Sará. Lo mismo ocurre con los otros patriarcas y matriarcas y en un midrash se nos narra cómo Caleb visita la tumba de los patriarcas y reza en ella.

La tumba de Raquel. “Kever Rajel”

tumba RaquelRaquel murió en el viaje de regreso a Canaán que Jacobo y su familia estaban emprendiendo. Por eso fue enterrada a las afueras de Bethlehem y no en la cueva de los patriarcas como los demás. La leyenda nos cuenta que Jacobo decidió hacer el entierro en ese lugar porque sería Raquel quien saludaría a los judíos cuando regresarán del exilio, quien los consolaría cuando tuvieran que salir de Israel y quien los acompañaría en su viaje. Representa la imagen de la madre que te cuida en el Exilio y en la infortuna.

Monte Merón. Tumba de rab Shimón bar Yojai

Rab Shimon bar Yojai se le conoce como el mejor alumno de rabí Akiva, y se considera una pieza muy importante para la continuidad de la Torá oral. Tradicionalmente se enseña que en Lag Ba’omer es el aniversario de su muerte y es parte de los festejos del día. En esta época cientos de miles de personas visitan la tumba para celebrar. En el Monte Merón también se encuentran las tumbas de otros grandes rabinos.

Tzfat y Tiberias

Tanto la ciudad de Tzfat como la de Tiberias son conocidas por que albergan varias de las tumbas de cabalistas o rabinos importantes. En Tzfat se encuentran las tumbas de rab Itzjack Luria, “el Ari”, rab Yosef Caro y rab Moshe Cordovero. Mientras que en Tiberias se encuentran las tumbas de Maimonides y rabía Akiva.

Umán. Tumba de rab Nahmán

Una de las tumbas más conocidas fuera de Israel es la tumba de rab. Nahmán que se encuentra en la ciudad de Umán, Ucrania. Muchos jasídicos peregrinan hacia esta ciudad en Rosh Hashaná para celebrar y visitar la tumba.