Enlace Judío México e Israel – El Año Nuevo está por celebrarse en un día, estas épocas naturalmente traen consigo momentos de introspección y reflexión; valoramos el lugar en dónde nos encontramos dentro de nuestras vidas y el rumbo que queremos tomar para el siguiente año. Pensamos sobre los eventos que ocurrieron en el año pasado, los buenos, los malos y las consecuencias que tuvieron. Indudablemente pensamos sobre el tiempo y la forma en que nos relacionamos con él. Y hay tantos temas que incluyen el tiempo que es difícil delimitarlos desde quién lo maneja, cómo se maneja y cuál es nuestra participación en él; uno puede perderse entre las conjeturas. Para el judaísmo el tiempo es básico, es a través de él que nos conformamos como pueblo y que santificamos nuestras vidas. Santificamos las semanas a través del Shabat, los meses con Rosh Jodesh, los años con Rosh Hashaná los días con los rezos. No hay un aspecto del tiempo que no quede contemplado dentro de las tradiciones. A continuación hablamos sobre algunos de los aspectos que describen al tiempo dentro de la filosofía judía.

En la santificación del tiempo radica el pacto con D-os de la nación judía

Santificar los meses fue la primera mitzvá (mandato) que recibieron los judíos a manos de D-os antes de salir de Egipto. Esto marca la importancia que tiene el tiempo para la Torá y el judaísmo, pues con la medición del tiempo es que inicia la interacción del pueblo judío con D-os. Los comentaristas se preguntan por qué precisamente fue ésta la primera mitzvá y hay varias respuestas. Una nos dice que en el control del tiempo radica la libertad de la persona; los judíos eran esclavos de los egipcios, no podían dedicarse a labores espirituales porque el tiempo de sus días no les pertenecía y estaban sumidos en labores extenuantes; recuperar el tiempo para ellos fue recuperar la libertad.

Otra postura remarca la importancia de la memoria histórica sólo a través de la medición del tiempo es que uno puede marcar eventos en un momento fijo dentro de un calendario y recordarlos periódicamente. La filosofía judía acepta la historia como el resultado de la interacción entre el hombre y D-os y constantemente recordamos eventos históricos en el presente, nos relacionamos activamente con ellos, eso es posible únicamente a través de la santificación del tiempo.

Finalmente se considera que el tiempo es el balance perfecto entre la interacción del hombre y D-os. D-os es quien dirige el tiempo pero es el hombre quien lo mide al observar la luna y participa de él. Para que exista el calendario se necesita de la participación de ambos.

Renovación

Otro de los aspectos muy bellos que se remarcan en la filosofía judía sobre el tiempo es su característica renovadora. Se preguntan los comentaristas por qué se miden los meses con la luna y porque se compara a la nación judía con ella. Una de las respuestas es que la luna sigue un ciclo y se renueva al pasar los días, cada mes se apaga y nace nuevamente; al igual que la nación judía que vive ciclos y momentos oscuros, pero que indudablemente siempre regresa a brillar plenamente; o que siempre está en proceso de cambio y renovación. En cuanto al tiempo cada ciclo de la luna marca un mes distinto que tiene un suceso en la historia judía y una energía espiritual distinta, es una invitación a superarnos en ese aspecto y renovarnos junto con la luna.

El tiempo como espiral

Otra de las cosas que constantemente se señalan sobre el tiempo es que éste en el judaísmo no es visto como una línea continua, sino como una espiral. El mundo y el hombre progresan en el tiempo sin embargo, éste también tiene una característica cíclica; no se repiten las mismas historias porque el tiempo avanza y estamos más cerca de la Redención, pero nos encontramos constantemente frente a disyuntivas parecidas. Hay cosas que el hombre no ha logrado solucionar y que se enfrenta con ellas nuevamente al pasar el tiempo y eso también es parte de carácter cíclico del tiempo; no es totalmente circular porque hay progreso, pero los eventos se repiten, por eso es una espiral.