Enlace Judío México e Israel- Como la mayoría de los israelíes, a Yonatan Winetraub le encanta el hummus y su leguminosa base repleta de proteínas: el garbanzo.

RACHEL RINGER

Pero a diferencia de la mayoría, Winetraub también tiene la capacidad de enviar garbanzos al espacio, reportó Times of Israel. Tiene 35 años y es uno de los tres fundadores de SpaceIL, una organización israelí sin fines de lucro mejor conocida por intentar aterrizar una nave espacial en la luna: la nave Beresheet, llamada así por la palabra hebrea para el primer libro de la Biblia, que se estrelló en el superficie de la luna el 11 de abril de 2019.

Sin desanimarse, Winetraub se está asociando con la NASA para una misión más especializada.

Hasta hace poco, los astronautas comían principalmente alimentos envasados ​​y deshidratados. Mientras planea misiones para ir más profundo hacia el espacio, la NASA ha explorado la producción de alimentos frescos que requiere pocos recursos y genera un mínimo de desperdicios.

Si bien la organización gubernamental de EEUU logró cultivar lechuga, repollo y col rizada en el espacio, bajo un programa llamado “Veggie”, nunca ha intentado cultivar garbanzos. Winetraub propuso agregar garbanzos al programa por varias razones: son un superalimento, repleto de hierro, fósforo y ácido fólico, además de proteínas. Son fáciles de cultivar y maduran rápidamente.

 

Invernadero del tamaño de un litro de leche

El 19 de febrero, Winetraub y un equipo de científicos e ingenieros de Israel y la Universidad de Stanford enviarán un invernadero en miniatura sellado en un transbordador de carga de la NASA. Después de un día de viaje, el transbordador llegará a la Estación Espacial Internacional (EEI), ubicada a 482 kilómetros sobre la Tierra. El invernadero, del tamaño de un recipiente de un litro de leche, se entregará al lado estadounidense de la EEI.

Dentro de la caja de metal blanco habrá 28 semillas de garbanzos de hummus de Israel que Winetraub y su equipo intentarán germinar y cultivar, de forma remota, al utilizar un software especial, en un entorno libre de gravedad y luz natural. Las plantas en el invernadero se cultivarán durante un mes y luego se refrigerarán hasta que se traigan a la Tierra en junio.

Para inspirar a la próxima generación de entusiastas del espacio, Winetraub ha reclutado a una cohorte de jóvenes científicos en la Tierra para que lo ayuden con su experimento. Estudiantes de secundaria y preparatoria en mil aulas en todo Israel cultivarán garbanzos en cajas que ellos mismos han construido. Este grupo de control clave comparará los procesos de cultivo de garbanzos con gravedad frente a los que se cultivan en el espacio sin ella.

 

Garbanzos con y sin gravedad

Algunos de los estudiantes de secundaria del Centro de Ciencias Yeruham, en el sur de Israel, tienen una tarea extra importante y compleja: controlar de forma remota el crecimiento de las plantas en el espacio con longitudes de onda de luz, una de las herramientas en un campo emergente de la ciencia llamado biología sintética. “Controlar el crecimiento de los garbanzos es clave —dijo Winetraub—. No puedes dejar que las plantas crezcan de forma silvestre porque podrían quedarse sin agua u oxígeno”.

Su equipo también tiene curiosidad por ver cómo crecerán las raíces. En la tierra, gracias a la gravedad, las raíces de las plantas saben crecer hacia abajo. En el espacio, donde hay poca o ninguna gravedad, ¿las raíces crecerán hacia abajo o hacia arriba? ¿Crecerán en círculos? Y de importancia obvia: una vez crecidos, ¿cómo sabrán los garbanzos?

Varias empresas internacionales han jugado un papel en el experimento. Además de ayudar a financiar el proyecto, Strauss Group Ltd., la empresa israelí de alimentos y bebidas conocida por su marca Sabra hummus, seleccionó la cepa específica de garbanzos, conocida como Zehavit, que se utiliza en el invernadero. Seleccionaron la cepa porque es una semilla relativamente pequeña que crece rápidamente y sobrevive en un rango de temperaturas.

Un gel para crecer garbanzos de hummus

Dado que las semillas no crecen en el suelo ni en la Tierra ni en la estación espacial, Winetraub y su equipo le pidieron a Haifa Group, una empresa que produce fertilizantes específicos para plantas, que creara un gel lleno de nutrientes en el que crecerán las raíces de garbanzo.

En ese gel, el equipo de Winetraub instaló una cámara en miniatura para observar las raíces de las semillas y ver qué dirección toman. Las lecciones aprendidas también podrían tener un impacto terrenal: a medida que nuestro clima continúa cambiando, los agricultores deberán encontrar formas de cultivar más con menos y con mayor eficiencia, dijo.

“El desafío —dijo Winetraub— no es solo cómo cultivar tantos garbanzos como sea posible, sino cómo controlar la forma en que se cultivan, para maximizar nuestros recursos limitados. Cuanto más aprendamos a cultivar alimentos con menos recursos, más preparados estaremos para los desafíos que nos esperan también en la tierra”.

Además de las 28 semillas de garbanzos, el equipo instaló un microchip dentro del pequeño invernadero lleno de artefactos personales que representan a las personas que trabajaron en el proyecto. Winetraub incluyó fotos familiares y fotos de hummus. También agregó la receta de Rosenthal, autor del libro On The Hummus Route: A Journey Between Cities, People and Dreams, para el hummus que prepara y vende en su restaurante Hakosem de Tel Aviv.

Si todo sale según lo planeado, ¿podrían los astronautas hacer hummus en el espacio con sus garbanzos germinados? Winetraub tiene la esperanza de que la respuesta sea sí.

“¡Estamos trabajando en ello!” dijo.

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