Enlace Judío México e Israel – La tensión entre Estado y religión se ha posicionado en el centro de debate desde los primeros congresos sionistas. A partir de la creación de Israel, ha sido materia de incontables acaloradas discusiones y ha impulsado políticas públicas, aparte de crear y destruir gobiernos.

Cuando la actual coalición gobernante tomó el poder a mediados del año pasado, escribió una página en la larga historia de la tensión fundacional del proyecto sionista: se caracterizó por ser una amplia alianza de un espectro que pasaba por partidos seculares hasta religiosos. Desde su inicio, analistas políticos presagiaron su caída pronta. Menos de un año después, sus pronósticos se ven cada vez más cercanos.

La miembra de la Knesset (MK) Idit Silman ha renunciado a la coalición liderada por Benett-Lapid, dejando al gobierno a un MK de ser una minoría en el parlamento y verse obligado a llamar a las quintas elecciones en los últimos tres años. La razón de su renuncia, al menos desde la narrativa, es otro ejemplo de la tensión entre Estado y religión.

Permitiría el ingreso de productos como el pan a los hospitales durante la fiesta judía de Pésaj, rompiendo el precepto religioso de no consumir Jametz

Tras la insinuación del Ministro de Salud Nitzan Horowitz — líder de la facción de izquierda Meretz — de que permitiría el ingreso de productos como el pan a los hospitales durante la fiesta judía de Pésaj, rompiendo el precepto religioso de no consumir Jametz (productos con levadura) en la festividad, Silman anunció su salida de la coalición. “No puedo aguantar esto más” dijo Silman en una en una frase semejante a la explicación de Menachem Begin para renunciar a su puesto como Primer Ministro después de la Primera Guerra del Líbano.

Con comparaciones al Holocausto, Silman explicó sus razones para no seguir en el gobierno: “Durante el Holocausto, la gente ayunaba en Pesaj para no comer jametz. Es lamentable que un ministro del Estado de Israel dentro de una coalición como la nuestra permita que se introduzca el jametz. Espero que el ministro de Salud respete al público y a la coalición, teniendo en cuenta los sentimientos del público tradicionalista. No podemos permitir que una persona así siga siendo ministro. Horowitz ha cruzado una línea roja.”

Aunque la renuncia de Silman pueda tener más que ver con el hecho de que el líder de la oposición Benjamín Netanyahu presuntamente le ofreció el Ministerio de Salud en un posible nuevo gobierno, la explicación de la renuncia refleja una lucha controvertida y real en Israel sobre religión en el espacio público.

“Guerra por el Jametz”

Los datos muestran a un país realmente dividido en la más reciente “guerra por el Jametz”. De acuerdo con una encuesta del Instituto Israelí para la Democracia, el 49% de los ciudadanos se opone a la introducción de jametz en los hospitales durante Pésaj, mientras 44% apoya que se pueda ingresar.

Tomer Perisco, un experto en temas de religión y Estado que se desempeña como director académico del programa de estudios Kolot e investigador del Instituto Shalom Hartman argumenta que la lucha corresponde a un factor emocional sobre la ley judía que sobre la ley misma: “Es una lucha por la igualdad, por cómo se ve el espacio público. De esta manera, es similar a las peleas por matrimonios civiles, conversiones, transporte público en Shabat y todas las demás peleas sobre religión y estado o identidad judía en público en Israel”.

Más allá de si la razón real para la renuncia de Silman haya sido la cuestión del jametz, la situación nos enfrenta con la ideas que crean, generan y subsisten al Estado de Israel, ilustrando las tensiones con las que se ha enfrentado previo a su concepción: derechos individuales o colectivos, modernidad o tradición, religión o laicidad.

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