Enlace Judío México e Israel – La invocación a Dios como a la humana crueldad parecen guiar los pasos de un afiebrado miembro del parlamento israelí que desde su adolescencia ha revelado a gritos su adhesión a Meir Kahana y a Baruch Goldstein, dos personajes que auspiciaron la solución final a los no judíos en Israel.
Apunto a Itamar Ben Gvir (1976- ), hoy miembro de la Knéset después de reiterados intentos durante los cuales voceó sin treguas el odio tanto a las minorías musulmanas y cristianas en Israel como a judíos que auspician la convivencia con ellas en un marco de mutuo respeto.
En días que conocen violentos choques en Jerusalén este personaje se felicita y distingue con una impía y brutal conducta que los multiplica acercando la oscura perspectiva de un destructivo choque civil y militar.
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Actitud apenas compatible con el hecho de que Ben Gvir nunca cumplió la ciudadana obligación de servir incluso un día en la defensa del país. No obstante, sin escrúpulo o reserva algunos no se demoró en sacar partido de la posibilidad de coronarse con un título académico y profesional hasta obtener un lugar en la Knéset.
Y en estos días el fanático predicamento de Ben Gvir se manifiesta en las calles y monumentos de Jerusalén hoy sacudida por violentos choques entre desiguales creyentes de las versiones de un Dios y de sus profetas.
Situación que ha obligado la masiva movilización de policías y soldados judíos que bien habrían deseado compartir con sus familias estos días de Pésaj. Triste hecho que, sin embargo, apenas inquieta a este personaje que parece gozar con los conflictivos sentimientos que suscita.
De momento es difícil anticipar la secuencia y los resultados de la multitudinaria agitación que Jerusalén hoy conoce debido a la agresiva actividad de Ben Gvir, conducta que apenas acepta los frenos dictados por los tribunales, el gobierno y el público interés.
Así, cabe anticipar conforme a su torcido temple e intenciones que Ben Gvir se sentirá feliz si y cuando la destrucción y las muertes en todos los bandos dejarán rojas huellas en las calles jerosolimitanas.
Un probable desastre que santificará dando gracias a su apropiado Jehová.
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