Enlace Judío México e Israel- Israel conoce en estos días una agitada transición política.

No alude sólo a la probable transición del poder de Naftalí Bennett a Yair Lapid y el frustrado intento del Likud dirigido a formar un gobierno.

En estas circunstancias, la quinta ronda electoral se antoja imparable. Y en ella – entre otras posibilidades- dos importantes escenarios.

El primero alude a Lapid. En rigor, su experiencia política es relativamente escasa, particularmente en asuntos vinculados con la defensa militar del país.

No obstante, considero que si logra insertar en su partido a uno de los generales que se han retirado de sus puestos en los últimos años, aumentará la confianza pública en su liderazgo.

En cualquier caso, Lapid ha adquirido en los dos últimos años una amplia visión de los dilemas cardinales de Israel.

Sus críticos recordarán sin duda sus experiencias como periodista y locutor televisivo presumiblemente alejadas del hacer político.

Pero no es así. Estimo que su amplio recorrido político en los últimos años le concedió prendas que hoy se manifiestan en la escena pública.

En particular, en la formación y liderazgo de su partido Yesh Atid, actos que han revelado en los últimos años su lúcida habilidad para actuar en la escena internacional.

Ciertamente, Netanyahu jugará en este escenario con todos sus recursos. Sabe que es su última oportunidad considerando la edad y su reiterado fracaso en los cuatro certámenes electorales.

Un segundo e importante tema alude a Itamar Ben Gvir. Es el líder de un partido que se ubica en la extrema derecha nacionalista de Israel.

A pesar de que nunca conoció alguna experiencia militar, Ben Gvir predica un evangelio que exige no sólo el retiro o expulsión de buena parte de la población árabe que constituye la quinta parte del total.

Revela además una postura adversa al espíritu democrático con inclinaciones neokaanistas que, si se imponen total o parcialmente, cambiarán la fisonomía política del país.

En cualquier caso, los resultados del próximo certamen electoral afectarán sustancialmente la fisonomía de Israel en las diásporas y en el escenario internacional.

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