Enlace Judío México e Israel – Según la tradición judía, el tratamiento de los cuerpos de las personas que han fallecido requiere un rito y un cuidado especiales que, de acuerdo con algunas visiones, se oponen a prácticas como las autopsias o la disección con fines didácticos. Pero, ¿de dónde provienen estas tradiciones? ¿Son inamovibles? 

Al respecto habló durante una hora el doctor Zvi Zohar, profesor de Derecho y Ética de la Universidad Bar Ilan, y experto en el estudio de la ley hebraica, en una conferencia que recorrió la historia de la Halajá y de las múltiples discusiones históricas que han tenido lugar en torno al tema del respeto a los cadáveres

“La idea de que el ser humano está hecho a la imagen de Dios está en el mito fundacional de la Biblia hebrea pero, ¿qué significa?”, lanzó el profesor Zohar al iniciar lo que llamó una primera introducción a su conferencia magistral, que había convocado a estudiantes de medicina, médicos y personas interesadas en el tema. 

“Diferentes pensadores tienen distintas opiniones”, añadió, para luego explicar la relevancia de este asunto, pues se trata de uno de los fundamentos por los cuales, según la ley hebraica, un cuerpo humano debe ser tratado con absoluto respeto. 

“Honrar a los muertos vs disección para el estudio e investigación médica: una discusión teológica y normativa entre dos grandes rabinos del siglo XX”

Este fue el nombre elegido por Zohar para su ponencia, convocada por el Departamento de Historia y Filosofía de la Facultad de Medicina, que se llevó a cabo el 10 de noviembre pasado, en el antiguo Palacio de Medicina, en el Centro de la Ciudad de México. 

La idea de que los humanos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios se reafirma desde el Éxodo, explicó Zohar, cuando Moisés y un grupo de ancianos vieron a Dios sentado en una silla. “La idea de que Dios no tiene forma humana es una idea filosófica que se desarrollo en la Edad Media cuando se descubrió o argumentó o pensó que nada que tuviera un cuerpo podía ser eterno.” 

Pero, ¿de dónde nace la mitzvá o mandamiento de enterrar a los muertos? “Fueron creados de la tierra y a la tierra volverán”, dice el pasaje Bíblico en el que se narra la decepción de Dios al ver que su creación, Adán y Eva, ha roto el tabú al comer el fruto prohibido. Ese es el fundamento teológico de los entierros, dijo el experto. 

En el quinto libro de la Biblia, el Deuteronomio,  “se habla de un hombre que ha cometido un crimen terrible y ha sido condenado a muerte por la corte. Y una de las cosas que solía hacerse en tiempos antiguos era que cuando se ejecutaba a una persona se le colgaba para mostrarle a todo mundo que era  maligna y que había sido castigada por su terrible crimen.”

Pero el texto advierte que ningún criminal debía pender toda la noche, sino que debía ser enterrado de inmediato. Eso llevó a los rabinos del segundo siglo de la Era Corriente a pensar que, si un criminal debía de ser enterrado inmediatamente después de su muerte, esa regla tenía que aplicar para todo el mundo. 

Dos preceptos en pugna

Sin embargo, hay un precepto más importante que todos, un mandamiento que se impone, casi sin excepción, a cualquier otra ley judía: la preservación de la vida. Ya en la Mishná, los sabios advierten que todas las personas son únicas y tienen derecho a reclamar la creación para sí. 

El testigo en un juicio capital está obligado a meditar profundamente, pues debe recordar el valor de la vida humana. “El que mata a una persona mata a toda la humanidad. El que salva a una persona salva a toda la humanidad.”

La preservación de la vida humana, dijo Zohar, es una de las grandes metas de la medicina. “Entonces, por un lado, tenemos el mandamiento de enterrar a una persona inmediatamente, porque está hecha a la imagen de Dios y en honor a Dios debe volver a la tierra de inmediato. Y por el otro lado, es muy importante preservar la vida. Cada vida humana es preciosa y única y por lo tanto, tenemos una contradicción, porque si vamos a usar un cuerpo para investigación médica no podemos enterrarlo antes de que anochezca.” 

La contradicción entre estos dos valores esenciales del judaísmo es antigua, dijo, pero el conflicto es moderno, pues no fue sino hasta muchos siglos más tarde que se comenzó a estudiar la anatomía humana diseccionando los cuerpos. 

Enterrar un cuerpo es obligación de sus familiares directos y, si no los tiene, de toda la comunidad. Es un acto de honor hacia la comunidad, hacia la humanidad, explicó Zohar. 

“Vivan según mis mandamientos”, dice Dios. No “mueran según mis mandamientos.”

Es decir, la observancia de las leyes no debe causar la muerte sino perseguir la vida.  La preservación de la vida es, en la tradición judía, más importante que cualquier otra ley, incluso el respeto del Shabat. 

El conferencista narró cómo, en la Praga del siglo XVI, un rabino fue consultado por un grupo de médicos que pretendían abrir el cuerpo de un paciente al que habían operado sin éxito. Su argumento era lógico: examinar las entrañas de su paciente les permitiría saber qué salió mal y cómo evitarlo en el futuro. 

La respuesta del rabino fue contundente: si tuvieran frente a sus ojos un caso similar, y realizar la disección ayudara a salvar la vida de esa persona en particular, podrían realizar el procedimiento. De lo contrario, no. Es decir, no autorizó la necropsia bajo la premisa especulativa de que podría llegar a ser útil en el futuro. 

Y se hizo la ciencia

Ya en los años 30 del siglo XX, el rabino Abraham Kook, el rabino en jefe de Palestina, fue consultado sobre la constitución de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea de Jerusalén. 

Sus argumentos y dictámenes se basarían en la lógica de que el pueblo judío era el elegido para seguir las leyes de Dios, lo que le otorgaba, a la vez, ciertos privilegios. 

Decidió que la prohibición de realizar estudios en un cuerpo humano debía aplicar solo para el pueblo judío, y propuso que la universidad comprara cuerpos de personas de otras culturas, cuyos familiares estuvieran de acuerdo en que se les realizara estudios con fines científicos. 

Sus argumentos chocarían de frente como dos trenes con los de otro gran rabino, el primer gran rabino sefardí del moderno Estado de Israel, Ben-Zion Meir Ha Uziel, quien tras estudiar un caso del Talmud, determinó que el cuerpo de un difunto no le pertenece a nadie, ni siquiera a sus familiares. 

Y si bien estos están obligados a darle sepultura al cuerpo, no pueden impedir que otras personas realicen una disección previa

…con fines didácticos o de investigación, siempre y cuando estos se lleven a cabo con absoluto respeto por el cuerpo y tengan como objetivo salvar vidas humanas. 

El respeto al cuerpo de una persona muerta es el respeto a la vida humana, dijo el profesor Zohar. “Examinar el cuerpo de una persona que ha muerto es otra forma de mostrar respeto a la vida humana”, agregó. 

La conferencia del profesor Zvi Zohar se realizó en el contexto del primer Congreso Internacional de Humanidades Médicas, organizado por el Departamento de Historia y Filosofía de la Facultad de Medicina de la UNAM. 

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío.