Enlace Judío – Las recientes manifestaciones en Tel Aviv y en Jerusalén con la participación de más de 80 mil y 20 mil ciudadanos respectivamente indican claramente cuál es la actitud dominante en Israel respecto a la programada reducción, si no caída, de las facultades de la Corte Suprema de Justicia de Israel.

La resistencia es firme y se multiplicará en los próximos días más allá de las lluvias invernales.

Sin embargo, la decisión final dependerá de la actitud que podría asumir Yitzhak Herzog como presidente del país, figura que durante algo más de veinte años tuvo dilatada participación como representante en la Knéset. Creo que sus personales valores éticos y políticos y la ilustre herencia familiar le obligan.

Lamentablemente, no abrigo dudas que más allá de las protestas públicas, el gobierno presidido por Benjamín Netanyahu decidirá en las próximas semanas, por mayoría formal de votos, reducir y empobrecer sustancialmente las facultades del poder judicial.

Un procedimiento que liberará a Bibi y Arieh Deri de los cargos que en otras circunstancias deberían ser estimados en los tribunales.

En estas circunstancias, sin embargo, el presidente Herzog puede asumir una actitud que indicaría cuál es su parecer en este asunto que determinará la fisonomía y los alcances de la democracia en el país.

Probablemente, no se negará a aprobar las disolventes normas que la Knéset habrá de legislar en las próximas semanas. Sin embargo, tiene derecho a pedir algunos días para considerarlas.

Un acto que hablará con elocuencia al amplio público, incluso si formalmente estampa su firma aprobatoria.

¿Asumirá Herzog esta actitud más allá de las presiones que ejerce la formal mayoría parlamentaria?

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