Era 1896 y Teodoro Herzl había escrito: “No tenemos bandera, y necesitamos una. Si deseamos liderar cuantisosas cantidades de hombres, debemos levantar un símbolo sobre sus cabezas. Yo sugiero una blanca con siete estrellas doradas…” Era una buena propuesta, pero su bandera no tuvo éxito.

David Wolffsohn, Vicepresidente del Congreso sionista, le respondió de esta manera: “Tenemos una bandera y es azul y blanca. El talit con el que nos envolvemos al rezar: es nuestro símbolo. Permítenos sacar este talit de su cubierta y mostrarlo ante los ojos de todo Israel y de todas las naciones…”

Wolffsohn diseño una bandera sencilla con rayas blancas y azules al estilo del talit y una estrella de David en el centro. La bandera se difundió rápidamente y el resto es historia.

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