El presidente de la Knéset, Amir Ohana, advirtió este miércoles a los jueces de la Corte Suprema de Justicia que el Parlamento “no aceptará sumisamente que sea pisoteado”, menos de una semana antes de que el tribunal escuche las peticiones contra la primera ley de la reforma judicial, informó Haaretz.

Israel se encuentra en una encrucijada y la necesidad de equilibrar los poderes del gobierno es cada vez más clara que nunca”, dijo Ohana. “Esta noche, como presidente de la Knéset, quiero poner una señal de alto”.

“Ahora nos enfrentamos a una coyuntura nueva y peligrosa, que podría hundirnos en el abismo, y la Corte Suprema pronto debatirá sobre las leyes básicas”.

“Sugiero a la corte y a sus jueces: conozcan los límites de su poder. En una democracia, ningún poder es omnipotente. El Poder Legislativo lo ha entendido. Ahora es tu turno”, dijo Ohana en la Knéset.

Israel es democrático y en una democracia el soberano es el pueblo. En un Estado democrático, el sistema de justicia respeta al soberano, al pueblo y a sus funcionarios electos, y este respeto es mutuo. No hay debate, y no puede haberlo, sobre la cuestión de si la Knéset autoriza al tribunal anular las leyes básicas”, afirmó.

La Corte Suprema de Justicia de Israel examinará el próximo martes 12 de septiembre los recursos presentados para revocar la ley conocida como la “anulación del principio de razonabilidad” que impide a los tribunales evaluar la razonabilidad de las decisiones del gobierno.

Ohana mencionó la nueva propuesta de compromiso del presidente Yitzhak Herzog sobre la reforma judicial y dijo que los funcionarios electos deben hacer todo lo posible para llegar a un acuerdo, pero “si los esfuerzos fracasan, esto no le permite al tribunal tomar una decisión en lugar de los funcionarios electos. Esta situación conduciría a un acontecimiento sin precedentes en un país democrático”, advirtió.

“Ninguna legislación habilita al tribunal para derogar o cambiar las leyes básicas”. Derogar la ley, dijo Ohana, no solo sería un insulto al gobierno, sino que también iría en contra del pueblo y de la democracia israelí”.

Desde el partido opositor Hamajané Hamamlajtí calificaron los comentarios de Ohana como “receta para la anarquía”.

“Aquellos que por la mañana quieren llegar a acuerdos que protejan el Estado de Derecho no pueden amenazar por la noche con desmantelarlo”, dijo el partido y pidió a Netanyahu condenar los comentarios de Ohana, diciendo que “de lo contrario, el Estado de Israel descenderá por una pendiente resbaladiza”.

Fuerza Kaplan, uno de los principales movimientos por la democracia de Israel calificó los comentarios de Ohana como “una amenaza mafiosa contra la corte”.

“Le recordaremos a Ohana, cuyos derechos y familia fueron otorgados por la Corte Suprema, que en un país democrático existe separación de poderes donde el Parlamento y el gobierno obedecen los fallos del tribunal y quienes no obedecen son criminales”, dijo el grupo.

“Es triste que el presidente de la Knéset arrastre al Parlamento que preside a crímenes”.

Un grupo de 1,340 reservistas de operaciones especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel respondió a las advertencias de Ohana.

“El presidente de la Knéset anunció expresamente ahora que no respetará el fallo de la Corte Suprema. Sabemos con certeza que un gobierno que no obedece a la Corte Suprema se encontrará al día siguiente sin ejército, sin Shin Bet y sin Mossad“, dijo el grupo en un comunicado.

El Ministro de Justicia, Yariv Levin elogió a Ohana por proteger el estatus de la Knéset. “Espero que los jueces de la Corte Suprema escuchen sus declaraciones y que el tribunal respete la autoridad del gobierno y de la Knéset, así como la soberanía del pueblo”, dijo.

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