En penoso contraste con las filas del ejército israelí y sus principales líderes que desde hace dos semanas revelan en mi país una ejemplar y disciplinada conducta, más de 30 componentes del actual gabinete, de los 43 que hoy lo componen, exhiben pasivas y desordenadas conductas que los medios y la pública opinión no dejan de censurar.

Actitud negativa y desalentadora apenas sensible a las dificultades que en estos días conocen las poblaciones abrumadas, en algunos casos, por constantes bombardeos, y, en otros, deben abandonar sus hogares a fin de facilitar probables operaciones militares.

Es el caso de ciudades como Ashkelón y Ashdod en el suroeste del país y de no pocas poblaciones que limitan con la frontera libanesa.

Penosa conducta de no pocos ministros que por razones personales o ideológicas apenas tienen cercano contacto con los ciudadanos hoy abrumados por los cohetes y misiles lanzados desde Gaza y el Líbano.

No me es fácil señalar este hecho. Sin embargo, no es honesto esconder que los medios subrayan reiteradamente que no pocos miembros del actual gabinete apenas revelan franco apoyo a los ciudadanos que hoy toman parte en la defensa del país.

Ciertamente, llegará el momento de evaluar esta conducta con el debido equilibrio.

Mientras tanto, cabe alentar y aplaudir a los líderes de las fuerzas armadas y a algunos ministros que hoy revelan incansable dedicación.


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