El fin o el principio de año pueden ser los mejores o los peores momentos. Las celebraciones llenas de energía, el énfasis en las noticias de alegría y los reencuentros con familiares y amigos pueden aportar felicidad y consuelo, pero también pueden tener el efecto contrario en las personas que se sienten aisladas y solas, especialmente los adultos mayores.

“Esta temporada puede ser particularmente difícil para los adultos mayores que no tienen tantas conexiones sociales, o se ven impedidos por limitaciones físicas, debido a todos los mensajes de actividades y estar comunicados, afirma la Dra. Sonja Rosen, doctora en Medicina y jefa de la Sección de Medicina Geriátrica de Cedars-Sinai.

El Director General de Salud Pública de los Estados Unidos ha descrito la soledad y el aislamiento como una epidemia que afecta al 50% de la población y se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, demencia, accidente cerebrovascular, depresión, ansiedad y muerte.

“La soledad y el aislamiento, que forman parte de lo que llamamos ‘determinantes sociales de la salud’, son riesgos establecidos de mala salud y muerte prematura, especialmente para los adultos mayores. Los riesgos para la salud son equivalentes a fumar hasta 15 cigarrillos al día”, dijo la geriatra del Cedars-Sinai Dra. Allison Moser Mays, MAS. “Pero también sabemos que estar más conectado socialmente puede disminuir el riesgo de mortalidad hasta en un 50%“.

La pérdida de audición, el deterioro de la memoria, la incapacidad para conducir con seguridad y otros cambios funcionales que pueden venir con la edad afectan al deseo o la capacidad de asistir a las reuniones navideñas y pueden exacerbar los sentimientos de soledad y ansiedad.

“Vemos que muchos de nuestros pacientes no quieren salir tanto porque son incapaces de comunicarse bien. Las grandes reuniones familiares o de amigos, o simplemente salir a un restaurante con otras personas, puede ser muy estresante si se esfuerzan por oír o tienen dificultades para seguir las conversaciones. Es posible que prefieran quedarse en casa y aislarse antes que sentirse fuera de lugar o ansiosos”, afirma Mays, profesora adjunta de Medicina.

El duelo y la pérdida también pueden ser factores importantes del aislamiento social y la soledad a medida que las personas envejecen.

“Esta puede ser una época del año especialmente difícil para cualquiera que haya sufrido una pérdida o que no tenga ese sentimiento de comunidad que desearía tener. Eso es realmente lo que define la soledad: no tener las conexiones sociales que uno desea”, comenta Mays.

Los geriatras de Cedars-Sinai abordan el tema de la pérdida y el duelo durante las visitas de los pacientes y pueden remitirles a trabajadores sociales o a grupos de apoyo.

“Si conoce a una persona se siente sola, si le ha comentado que desearía no estar tan sola y quiere ayuda, vea si hay barreras que la mantienen aislada, como la falta de transporte o los sentimientos de dolor y pérdida. Averigüe qué puede hacer para ayudarles”, afirma Rosen, catedrática de medicina.

Formas de apoyar a las personas mayores para no sentirse solas

1. Tome la iniciativa: Visite más a menudo a sus familiares y amigos mayores y pregúnteles amablemente cómo están y ofrézcales su apoyo. Una llamada telefónica puede ser muy útil para fomentar la conexión.

2. Invite: Considere la posibilidad de invitarles a reuniones pequeñas e íntimas si las limitaciones funcionales son un problema. Deles la bienvenida sin presionarlos para que se adapten a tus planes.

3. Escuche: Escuche activamente cuando quieran hablar, aunque sea una conversación difícil.

4. Adáptese: Comente con ellos una actividad o un simple placer que les gustaría disfrutar, en lugar de insistir en que participen en los actos previstos.

5. Duelo: La pérdida se siente profundamente durante las fiestas. Preste atención y hágales saber que está ahí para escucharle. Vaya a su encuentro y no fuerce actividades que puedan causar ansiedad.

El programa Leveraging Exercise to Age in Place (LEAP) de Cedars-Sinai es un programa de ejercicio basado en evidencia que ha demostrado reducir la soledad, el aislamiento social y el miedo a las caídas de las personas mayores.

“Hemos descubierto que la actividad orientada a un propósito es una buena forma de formar comunidad. En nuestras clases de ejercicio del programa LEAP, algunos de los participantes sólo venían el 40% de las veces, pero aun así sentían que tenían un sentido de comunidad y conexión con la clase”, dijo Mays.

La soledad y el aislamiento social no tienen por qué ser un tema de vergüenza.

“A mucha gente le da vergüenza pedir ayuda. Les da vergüenza estar solas. Pero tienen que saber que la mayoría de nosotros luchamos con las mismas cosas en un momento dado. Todos formamos parte de la misma comunidad. Hay ayuda y consuelo, y podemos apoyarnos unos a otros”, afirma Rosen.

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