Enlace Judío México e Israel – “La represión sexual y hacer del sexo un tabú,
Son los cimientos de la esclavitud humana
Osho”

Superplacer

El estilo de vida actual tiende a bloquear nuestra sensibilidad espontánea y natural.

Por más intenso que experimentemos un orgasmo, frecuentemente nos quedamos con la sensación de que debe existir algo más, una experiencia que prolongue e intensifique la experiencia del placer. Esto nos pasa con lo que podemos llamar, un orgasmo común, que es un espasmo nervioso genital y que, en los hombres, se acompaña generalmente de la eyaculación.

Al practicar el sexo con técnicas tántricas, la pareja se sumerge en una dimensión atemporal; La unión sexual alcanza un nivel mucho más alto de placer por un tiempo muy prolongado. A esto se le conoce como un verdadero orgasmo o un Orgasmo Cósmico por medio del cual se llega a una sensación de infinita paz.

El sexo tántrico como tal no existe, lo que existe es el Tantra. Entender el Tantra no equivale a practicar el Tantra.

El Tantra es una experiencia holística oriental que hace a las personas ser conscientes de lo que sienten y lo que les rodea y al centrarse en el momento presente, de manera indirecta, esa actitud hacia la vida influye en la sexualidad.

El Tantra intensifica la experiencia sexual porque pone toda la atención en la práctica sexual. La mente y el cuerpo se funden e intensifican las sensaciones y la experiencia.

Las prácticas sexuales tántricas no se pueden aplicar como si se tratara de una receta. Requieren de preparación física, mental y emocional, además, de tiempo, ya que involucran una conocimiento profundo de nuestro propio cuerpo y del de la pareja.

De manera muy abreviada, los principales elementos son:

1.- Las prácticas tántricas involucran una unión a nivel sexual. El sexo es el principio, no el paso final del viaje que va a hacer la pareja. Las prácticas sexuales se realizan con plena consciencia de lo que se está haciendo y del porqué. Es más importante el cómo se haga y la intención que se tiene al hacer el amor, que lo que se haga. Se debe hacer el amor con la intención de llegar a una intimidad y una conexión real con la pareja y ver hasta donde puede llevarnos esto, en lugar de limitar el enfoque al placer genital y al orgasmo.

El amor no es algo que se siente, es algo que se hace

El Tantra considera la unión sexual como un medio para alcanzar la dicha divina. Los placeres del orgasmo se expanden para ser una experiencia de cuerpo completo que une al sexo con el corazón y el espíritu. Al desarrollar la dimensión espiritual del sexo, podemos entrar al terreno del éxtasis divino. No es requisito creer en la filosofía tántrica, basta con tener la intención correcta

2.- El Tantra celebra la sexualidad como un camino al éxtasis honrando la poderosa carga sexual entre la pareja, que es considerada como una manifestación de la energía primordial del universo, la que se conoce como Shakti. Shakti se encuentra concentrada en la mujer, quien en el Tantra, es especialmente venerada por poseer la energía de la creación. Toda mujer es honrada como la encarnación de la divina Shakti. Esto es independiente del género de la persona; el hombre también reconoce y honra las energías femeninas de su interior. Esto no es algo que se deba desarrollar, es algo que se debe descubrir y liberar en nuestro interior.

3.- Yoni es la palabra en sánscrito para referirse a la vagina. Tiene la connotación de espacio sagrado o santuario y se simboliza como una flor de loto floreciendo.

El Tantra también se conoce como el culto a lo femenino. Lo femenino hace referencia a las características arquetípicas respecto a la experiencia vital de las mujeres; la ternura, la escucha, la suavidad y sensibilidad. La mujer es la figura creadora de vida, no solo por tener hijos, sino por el especial cuidado que requiere en cuanto a los ciclos y los tiempos en la práctica sexual.

El hombre tántrico acompaña y presta su esencia para que ella disfrute. La atención sobre el placer de la mujer repercutirá en el suyo propio. Para esto, el hombre debe mostrar una actitud de atención plena y receptiva hacia el cuerpo de su pareja: Escucharlo, percibirlo, sentirlo con sutileza total. El aumento de excitación de la mujer también proporciona un inmenso placer al hombre.

Lingam es la palabra para el pene o falo, siempre se representa en erección como significado de consciencia y atención y es un símbolo de fertilidad. También significa Báculo (bastón) de Luz. El Tantra dice que dentro de cada lingam hay un yoni y dentro de cada yoni hay un lingam, que los dos son inseparables, están conectados y son complementarios.

Además del Yoni y del Lingam, otra parte del cuerpo que tiene importancia el la práctica tántrica es el llamado Músculo del Amor o Músculo de Fuego. Este es el músculo PC (Pubicococcígeo) que se encuentra en la parte inferior de la pelvis y es el que utilizamos, entre otras cosas, para controlar la salida de la orina. En Tantra es utilizado para acumular energía sexual en el cuerpo o para relajarse en el placer sexual.

En el fondo de la vagina, justo arriba del cuello de la matriz se encuentra lo que en Tantra se llama el Punto de la Diosa. En Tantra se considera al clítoris o La Perla como el portal para el placer sexual, el Punto de la Diosa es el causante del placer sexual duradero.

La estimulación de Punto de la Diosa puede producir la eyaculación femenina, que es la descarga de líquido que el Tantra llama del divino néctar, el amrita.

Técnicas tántricas que pueden practicar las mujeres. –

  • Reconocer los momentos de placer previos al Orgasmo Cósmico
  • Controlar totalmente su vagina
  • Usar a voluntad el Músculo de Amor
  • Aprender técnicas de succión del pene por la vagina
  • Conocer el mapa sexual de las zonas erógenas de la pareja
  • Estimular el punto mágico del hombre que se encuentra en el perineo entre los genitales y el ano, donde se separan los testículos
  • Comprender y acompañar al hombre en sus ritmos y sus tiempos.

Según el Tantra, la sexualidad masculina plena requiere de un dominio pleno de parte del hombre, de la eyaculación, lo que se logra mediante técnicas y práctica. Para desviar la energía que se origina en la zona genital en un orgasmo común y que se pierde al eyacular, el hombre debe contener la eyaculación.

Esto le permite extender el placer sexual por mucho tiempo, pasando por una serie de aumentos y descensos de intensidad y experimentar orgasmos del cuerpo entero al extenderse por todo el cuerpo las exquisitas sensaciones del pene. Estos orgasmos energéticos son una delicia y no tienen que ir acompañados de la eyaculación.

De hecho, en estados avanzados de dominio de las técnicas tántricas, los hombres aprenden el arte de la retroeyaculación o introeyaculación, que consiste en hacer que el semen, en lugar de salir al exterior, regrese a la vejiga, conservando de esta manera la energía vital. Esto tiene como resultado una mayor potencia sexual y aumento en la longevidad.

Técnicas tántricas que pueden practicar los hombres. –

  • Fortalecer todos los músculos que forman la parte inferior de la pelvis, incluyendo el Músculo del Amor cuya contracción estimula la irrigación del pene y ayuda a mantener la erección y a interrumpir la eyaculación.
  • Conocer el punto mágico ubicado en el perineo junto al ano, que, al ser presionado, por el hombre o su compañera, cierra la vesícula seminal y evita la eyaculación. De esta manera, la energía orgásmica sigue un curso ascendente que culmina con un Orgasmo Cósmico.
  • Usar los ritmos respiratorios para acompañar los ciclos durante el encuentro sexual.
  • Conocer las zonas erógenas de la pareja
  • Reconocer las etapas previas – pequeños orgasmos – que anteceden al orgasmo sagrado

Llegando al éxtasis. –

Aunque se entiende por éxtasis a una experiencia muy intensa, el significado de la palabra, éxtasis es el salir de la stasis, de un estado de parálisis y así, fluir y entrar al reino del sexo sagrado.

La posición adecuada para el encuentro sexual, según el Tantra es la yab-yom. El hombre se sienta cómodamente en posición de loto, con las piernas cruzadas. Es recomendable hacerlo sobre cojines para estar cómodo. La mujer se sienta frente a él, en su regazo, con sus piernas rodeando la cintura de él.

Unen sus bocas y el lingam se coloca a la entrada del yoni. Se sincroniza la respiración de ambos, siendo el hombre el que sigue el ritmo de la mujer.

Las pelvis se mecen hacia adelante y hacia atrás al ritmo de la respiración. Hacia adelante al inhalar y hacia atrás al exhalar dejando que la energía fluya de los genitales de uno hacia los de la pareja.

La ondulación de los cuerpos lleva a la penetración. Las paredes internas de la vagina ejercen una serie de contracciones sobre el pene, succionándolo. La penetración es un deslizamiento que se da sin ningún esfuerzo, hasta que la cabeza del pene toca el Punto de la Diosa. En este momento, la mujer empieza a experimentar contracciones rítmicas que el hombre recibe y a las que responde. Así se inicia un diálogo sagrado silencioso.

Para evitar la eyaculación, el hombre debe contraer el músculo del Amor, hundir el estómago y contener la respiración. De ser necesario, puede presionar – el o la pareja – el punto mágico para contenerse y mirando hacia arriba, imagina que absorbe la energía sexual que libera lo mujer y la mezcla con la suya, que todavía no ha liberado.

La práctica tántrica puede llegar a ser tan poderosa, que -hay quienes sostienen- se puede alcanzar el orgasmo sin contacto físico, solo con la mente.

En un taller llamado «Meditación erótica y éxtasis sexual: una aproximación tántrica al amor y la vida», se enseña esto de la siguiente manera:

“Durante aproximadamente cuatro minutos respiramos todo lo rápido y profundo que podamos, concentrándonos como si en cada inspiración el aire alcanzara la base de nuestros genitales y los acariciara. Si lo hacemos convencidos, podemos sentir un leve cosquilleo y tener la sensación de que efectivamente ocurre.

Utilizamos la mente para dirigir toda la energía hacia un estado de sensibilidad extremo que podría conducirnos hacia la excitación sexual y quizá al orgasmo.

Empezamos a respirar profundamente de nuevo. No es necesario inspirar tan rápidamente como antes, pero sí hacerlo de manera muy intensa. Nos imaginamos que el aire entra también por los genitales, y que toda nuestra energía se acumula en la zona pélvica. Volvemos a notar un hormigueo en la punta de los dedos, y cierto estado alterado de conciencia.

Apretamos los brazos con fuerza contra el suelo, contenemos la respiración, intentamos pegar todo lo posible nuestro cuerpo al suelo, hacemos toda la presión hacia abajo que podemos y expulsamos de golpe toda nuestra energía hacia arriba dejándonos llevar por el éxtasis.

Mente y cuerpo están íntimamente conectados, en ambas direcciones, como me pareció que demuestra el taller de sexo tántrico y orgasmos mentales”.

En conclusión, la práctica tántrica de sexo no es una actividad sencilla ni rápida. Requiere de tiempo compromiso y, sobre todo, de un acuerdo serio entre los dos miembros de la pareja.

El proceso puede ser muy placentero y divertido, ya que creará un conocimiento mucho mayor de cada uno y del otro, aunque no se lleguen a alcanzar las etapas de éxtasis divino.

“El Tantra es el camino no solo al éxtasis sexual
sino a la sanación y a la autorrealización personal”

Nota aclaratoria:

Los términos, nombres y definiciones que aparecen en este artículo son los utilizados en los textos relativos a la práctica del Tantra y deben de ser considerados en ese contexto. El uso de conceptos como sagrado, divino, diosa, no tienen ninguna connotación religiosa.


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