Enlace Judío – Ciertamente, no. En las presentes circunstancias son múltiples tanto sus recursos como las posibilidades de que, después de algún intervalo, retorne al poder con nuevos lemas y partidarios.
En primer lugar, el ascenso de la frágil coalición no es inmediato. Transcurrirán de una semana hasta catorce días hasta el ejercicio formal de sus tareas gubernamentales.
Un paréntesis en el cual pueden verificarse múltiples hechos, desde algún desentendimiento en esta plural estructura hasta la renovación de incidentes militares en las fronteras, desde El Líbano a Gaza.
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Circunstancias hoy imprevisibles susceptibles de aplazar o deshacer el ascenso de esta multipartidaria y difícil coalición.
Segundo, si ninguna de estas posibilidades toma vuelo o es felizmente resuelta, como jefe de la amplia oposición parlamentaria Bibi procurará sacar partido tanto de la experiencia que acumuló durante más de 10 años de gobierno como de probables errores que el nuevo gobierno, por falta de experiencia, podría cometer.
Tercero, recuérdese que durante este largo periodo los principales directores y burócratas de buena parte de las instituciones públicas —incluyendo a las que atienden asuntos de alta seguridad— fueron designados por Netanyahu.
Cabe suponer que no pocos de ellos revelarán gestos de cooperación —explícitos o encubiertos— con la figura a quien deben no poco prestigio e ingresos.
Cuarto, en sus nuevas funciones Naftali Bennett y su familia tienen legítimo derecho a ubicarse en la mansión jerosolimitana del primer ministro.
Sin embargo, las experiencias en el pasado —cuando Barak jefaturó la coalición gubernamental— conducen a pensar que la mudanza no será ni fácil ni rápida.
Conocerá probablemente resistencias por miembros de su familia a pesar de que esta cuenta con amplios lugares en Cesárea y en la propia Jerusalén.
En cualquier caso y en las presentes circunstancias, gracias a la amplia y generosa actitud de Yair Lapid, esta naciente coalición dirigida por Bennet deberá atender múltiples temas.
Entre los más importantes: el militar con Gaza y el económico-financiero como resultado de los cambios estructurales ocasionados por el COVID-19. Necesitarán sin duda, y sin frenos, sabiduría y flexibilidad para enfrentarlos.
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