El estilo de actuación de Bernhardt se basaba en la naturalidad. Detestaba profundamente las viejas normas del teatro francés, donde los actores declamaban histriónicamente y hacían gestos exagerados. Rompió con todo lo establecido, profundizando en la psicología de los personajes. Estudiaba cada gesto y cada entonación del texto que debía decir, buscando la perfección natural sin que se notara ningún tipo de artificio. Destaca en su arte que, representando siempre a grandes heroínas de tragedia o reinas, huyó de la sobreactuación y de la afectación. Son famosas sus escenas de muerte, en las que en vez de, según sus propias palabras, «ofrecer toda una retahíla de patologías» tales como estertores, toses, gemidos agónicos, profundizaba en el acto de morir desde el punto de vista psicológico y sentimental.