Enlace Judío México – “Y estas palabras que hoy te ordeno las pondrás en tu corazón. Se las enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas al sentarte en tu casa, al caminar por el camino, al acostarte y al levantarte” (Deuteronomio 6:4-9).

En Brooklyn, Buenos Aires, México o Melilla estas palabras se repiten más de tres veces al día. No importa qué suceda en el mundo, ni en qué continente estemos siempre habrá diez hombres reunidos recitándolas mañana, tarde y noche con ferviente devoción. Desde hace más de 2,500 años el rezo judío fue instituido por Ezra y los sabios de la Gran Asamblea para recitarse tres veces al día de manera pública y establecida. Antes de eso, la gente solía rezar de manera individual en su casa, a la hora que fuera, y en la forma en que más le conviniera a excepción de las veces que el servicio en el Templo era obligatorio.

Sin embargo, tras la destrucción del Primer Templo, el pueblo judío se encontraba en el Exilio y había perdido casi por completo la antigua relación que guardaban con su D-os. Casi ya no hablaban hebreo, lo cual hacía que no pudieran leer correctamente las Escrituras, había escasas reuniones publicas y la gente se estaba olvidando de cómo hablar con D-os. Ezra el escriba, para remediar la situación estructuró la forma en que hasta la fecha rezamos hoy en día e instituyó los servicios públicos tres veces al día; uno en la mañana, otro en la tarde y uno en la noche. De esta forma, se logró que el pueblo judío volviera a unirse en comunidades y volviera a tener una relación diaria con D-os. Más adelante, cuando el Segundo Templo fue reconstruido, el templo permaneció como el recinto público más importante de adoración, sin embargo, la estructura de la sinagoga se mantuvo hasta nuestros días y pudo ser un refugio y escudo cuando el Templo fue destruido nuevamente.

Aunque algunas adiciones se han hecho a los rezos la estructura general permanece casi intacta. Básicamente los tres servicios consisten en un rezo central compuesto por 18 plegarias, llamado “Amida” o “Shemone Esre”, Salmos introductorios, la lectura pública de la Torá, y rezos concluyentes. Cada uno de los servicios, aunque se repite parte de la estructura, tiene una mezcla distinta. A continuación halaremos de ellos.

Shajarit o rezo de la mañana

La palabra “Shajarit” proviene de “Shajar” (amanecer); así se le dice a los rezos que deben realizarse en la mañana. Pueden hacerse desde un poco antes del amanecer hasta que el Sol haya avanzado hasta un cuarto de su camino por el día. Es el servicio más largo y comprende básicamente de las plegarias preparatorias para el rezo que incluyen, un compendio de Salmos llamados “Psukei de Simra,” la recitación del Shemá, con sus plegarias introductorias, la Amidá, la confesión o “Vidui”, la lectura de la Torá y la plegarias conclusas y de cierre. Cada una de las secciones fue acomodada de esa forma por razones especificas, tiene su particularidad y ayuda al que reza a ir construyendo un vínculo de acercamiento paulatino a D-os, se empieza desde lo más distante, hasta lo más íntimo y uno se alejar nuevamente. A continuación hablaremos un poco de cada una de las estructuras.

Plegarias preparatorias

Muchas de estas plegarias las mencionado antes en otros artículos. Básicamente son plegarias que uno hace desde que se despierta hasta que termina de arreglarse para poder estar presentable frente a la gente y frente a D-os. Son rezos que nos ayudan a apreciar los detalles pequeños del día a día, y permiten que desde el primer momento que abrimos los ojos y tenemos conciencia podamos percibir la Presencia Divina en todo lo que nos rodea. Algunas de ellas, las primeras, se dicen en privado en la casa y las últimas en el templo. Son:

Mode Aní: El primer rezo que se hace al despertar, en el cual agradecemos a D-os habernos regresado la vida. Netilat Yadaim, Asher Yatzar y Elokai Neshamá: Nos lavamos las manos y agradecemos a D-os por el cuerpo que nos dio y el alma pura que puso en él. Bendición por el uso de los tzitzit (sólo los hombres lo hacen). Bendiciones de la Torá: Todas las mañanas agradecemos a D-os por habernos dado tanto la Torá oral como la Torá escrita. Y leemos un poco de Torá para estudiar de ella. Bendiciones de la mañana: Aquí agradecemos por poder vestirnos, tener visión, por pertenecer a nuestro género, por poder levantarnos, casi por todas las cosas pequeñas que nos construyen.

Hasta aquí los rezos suelen hacerse de forma privada en la casa aunque los servicios repitan estas bendiciones en la sinagoga para quien no lo ha dicho. Sin embargo, antes de entrar a rezos más extensos en la sinagoga se recitan tres fragmentos más de la Torá, donde se nos recuerdan momentos claves de la identidad judía como nación.

Akedat Isaac (la atadura de Isaac): Se lee los fragmentos en los Abraham lleva a Isaac al Monte Moriá para ser sacrificado. Leolam Shema: una plegaria donde reconocemos la grandeza de D-os y se nos llama a reconocer su unicidad (es distinto al shema matutino en extensión y en las plegarias que lo acompañan) y Korbanot y Keturot: En esta sección recordamos los sacrificios diarios que se hacían en el templo y los inciensos con los que se ofrendaban a D-os. Se recuerda el alimento que se daba a los cohanim el orden de los servicios en el templo y se recita medio kadish. Con este ultimo paso se avanza hacia la alabanza directa de D-os con Salmos.

Psukei de Simra

Tras las plegarias preparatorias se recitan una compendio de salmos que sirven para ayudar al individuo tanto a alabar D-os, como a entrar en un estado meditativo antes de hablar directamente con Él o de recitar las plegarias más importantes. Si bien dentro de esta sección se encuentran más de 20 salmos y fragmentos de otras partes del Tanaj, la estructura del rezo puede dividirse en secciones principales que gravitan alrededor de ideas comunes o un rezo específico.

“Psukei de Simra” empieza con “Baruj Sheamar” en donde se recuerda que D-os es el que creo el mundo, es el que decreta las leyes y da vida a todas las criaturas. Se describen 11 atributos divinos, a través de un compendio de fragmentos, en los que la belleza del mundo creado y la forma en que D-os lo hizo reluce esplendorosamente.

Después vienen fragmentos donde se le agradece a D-os, los más conocidos siendo “Hodú L’Adonai”, donde se hace un llamado a agradecer a D-os y engrandecer su nombre (este fragmento no proviene de los salmos), “Yehi Kavod”, donde se habla de Su gloria y se recita el Salmo 100, donde se recuerda el amor eterno de D-os y se habla de la felicidad que produce su alabanza.

Inmediatamente después se lee lo que sería el centro de Psukei de Simra. El cual está compuesto por lo que se conoce como el “Ashrei”, uno de los rezos más dichos y conocidos entre judíos. Este mezcla versos del salmo 84 con versos del salmo 145 y forma acróstico con las letras del alfabeto hebreo en donde cada una de las letras se usa en orden para alabar a D-os y crear un verso nuevo.

Después empiezan los últimos salmos del libro de David, del Salmo 146 al 150 los cuales empiezan con la palabra Haleluya y son el epítome de la alabanza. En donde se ve cómo cada ser vivo agradece a D-os y cada elemento creado agradece a D-os por su existencia. Se canta también la canción del Mar con la cual los judíos cruzaron el Mar Rojo y huyeron de la persecución egipcia y se termina la recitación del Psukei de Simrá con la frase de “Yistabaj” “Serás adorado eternamente;” y con la recitación del Kadish, el cual marca el final de Psukei de Simra y el inicio de la recitación del Shema.

Shemá Israel

El “Shemá” es uno de los rezos más importantes del judaísmo, en el proclamamos públicamente la unicidad de D-os, Su manifestación tangible en este mundo, la existencia de Israel como el pueblo que lo sigue y Su soberanía absoluta. Este rezo se compone de una frase básica y tres párrafos que la acompañan. En donde se recuerda la importancia de seguir a D-os “con nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros recursos.” Se recita en varios momentos, en el templo, en la casa, al despertar y al dormirse.

En los servicios en el templo se recita a esta altura, sin embargo, está acompañado de una serie de bendiciones que lo preceden y que ayuda a los asistentes a entrar en el estado correcto de concentración para poder recitarlo.

Amida

La “Amida” es el rezo central de los servicios alrededor de él están compuestos todos los demás rezos. Consiste principalmente en 18 plegarias que resumen todo aquello que se le puede pedir o decir a D-os. Es el punto epítome del servicio en el que uno mayor cercanía tiene con D-os, por eso se recita dos veces una de forma silenciosa, que la vuelve más íntima todavía y una en voz alta, en la que el jazán (cantor) la recita en alto y la congregación responde amén. Cuando se recita silenciosamente los asistentes inclinan la cabeza y dan tres pasos hacia adelante en señal de respeto, puesto que simboliza que en ese momento uno se dirige directamente hacia D-os y por eso se comporta como si estuviera frente a la presencia de un rey, del cual su vida depende. Al mismo tiempo aunque es el momento en el que nos comportamos con mayor respeto y aparente miedo; también es el momento en que nos comportamos con mayor amor y cercanía. También a la mitad de este rezo, uno hace todas sus plegarias personales y habla con D-os desde su corazón sin formulas. Cuando terminamos de recitarlas agachamos nuevamente la cabeza y damos tres pasos hacia tras simbolizando que hemos dejado la Presencia Divina.

Plegarias después de la Amida

Después de la Amidá, sólo entre semana, se recitan tres plegarias referentes al perdón y la atributo de D-os como Juez. La primera es el Vidui, en el cual nos confesamos con D-os, pedimos perdón y mencionamos los 13 atributos con los cuales Moisés se acercó a Él y pidió perdón por el pueblo judío; el segundo es Avinu Malkenu, en el cual reconocemos a D-os como nuestro Rey y nuestro Padre y el último es Tajanun, en el que le pides a D-os que te ayude a servirlo correctamente.

Lectura de la Torá y últimas plegarias

Finalmente se saca la Torá de su arca se lee la porción del día correspondiente y se dicen las últimas plegarias, entre las cuales se encuentran nuevamente la Canción del Mar, el Ashrei y el Kadish.

Minjá (tarde) y Arbit (noche)

Los rezos de la tarde y la noche son mucho más breves que los de la mañana puesto que a excepción de casos especiales carecen de muchas de las bendiciones preparatorias de la mañana, la lectura de la Torá y de la recitación de Psukei de Simrá. Básicamente consisten en la recitación de la Amida, el Shemá Israel, el Ashrei, el Aleinu, las plegarias que se hacen después de la Amida misma como Vidui y Tajnun y el Kadish. Son breves, pero concretos y traen mucha paz a quien los dice.

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