El castigo impuesto a Adán de trabajar duro para vivir corrige su pecado, y lo convierte en una persona positiva que entiende el valor del trabajo y la creatividad, y por medio de su responsabilidad y diligencia en ganarse la vida, se convierte en un socio con Dios en tikun olam (mejora de la sociedad). Por el contrario, cuando las prestaciones sociales y los subsidios sociales permiten a muchos musulmanes que viven en Inglaterra mantener un nivel de vida más alto que en sus países de origen sin ningún esfuerzo ni responsabilidad, se convierten en explotadores e ingratos. Y para que su conciencia no los atormente, se ven obligados a odiar y lanzar acusaciones contra los que les conceden los beneficios por no respetarlos adecuadamente y por su profeta, y por no darles más beneficios.